[dropcap]D[/dropcap]ebido al limitado tamaño de su mercado interno, una economía pequeña como República Dominicana debe apostar por una expansión comercial hacia el exterior para mantener el crecimiento y desarrollo económico. También, una economía pequeña requiere de inversiones desde el extranjero para incrementar su base productiva y, por consiguiente, generar mayor empleo y riquezas.
Esto es lo que han hecho otros países con características similares. Para República Dominicana, las exportaciones de bienes y servicios son un elemento fundamental en la generación de ingresos, divisas y puestos de trabajos locales. Por tanto, es necesario estar al pendiente del desempeño de las mismas, en especial, en cuanto a la competitividad de los productos nacionales en el exterior.
En República Dominicana, las exportaciones de bienes se han mantenido en crecimiento durante los últimos 6 años, con la excepción del año 2015, cuando se contraen en 4.6% respecto a 2014. Entre el 2010 y el 2016, las exportaciones se incrementaron en 44.7%.
Las exportaciones de bienes, según la clasificación utilizada por el Banco Central (BC), se pueden dividir en dos grandes grupos: exportaciones de zonas francas y exportaciones nacionales. A su vez, estos dos grupos pueden subdividirse en: bienes agropecuarios, industriales y minerales.
Las exportaciones de zonas francas representaron, en promedio, el 56.1% de todas las exportaciones de bienes del país durante el período mostrado, estando compuestas en más de un 95% por bienes industriales. Estas exportaciones se producen dentro de regímenes especiales contemplados en distintas leyes, que beneficia a empresas con diversas facilidades e incentivos tributarios, a fin de propiciar las exportaciones.
Las exportaciones nacionales de bienes muestran un crecimiento sostenido hasta el 2014, cuando alcanzan un tope de RD$4,637.2 millones, cifra que no se han alcanzado nuevamente en años posteriores. La mayor parte de estas exportaciones son bienes industriales, que son seguidos por los bienes minerales y los agropecuarios. Destaca la mayor participación de exportaciones minerales en las exportaciones nacionales de bienes a partir de 2013, llegando a representar el 68.2% de las mismas en 2016.
La capacidad de competir o competitividad es un elemento determinante en el desempeño de las exportaciones; también, en el flujo de las importaciones, dado que a mayor competitividad, mayor capacidad de competir internamente. Aunque existen diversas definiciones de competitividad, la que mejor la representa es la que utiliza el Foro Económico Mundial en su Índice de Competitividad Global: “(…) el conjunto de instituciones, políticas públicas y factores que determinan el nivel de productividad de un país”.
Por tanto, para analizar el desempeño de las exportaciones locales, de aquellas actividades productivas que sí están enfrentando los factores que influyen en la competitividad, debemos excluir las exportaciones de zonas francas y de minerales, ya que son regímenes especiales, con posiciones más favorables que el resto de la economía.
Al excluirse las exportaciones de zonas francas y de minerales, se obtienen las exportaciones nacionales de bienes no minerales, cuyo desempeño es distinto al de los grupos analizados. Entre 2010 y 2012, esas exportaciones crecieron en 37%, pero luego del 2012 se han contraído de manera sostenida; en especial, las exportaciones industriales son las más afectadas. Al 2016, las exportaciones nacionales de bienes no minerales cayeron en 25% respecto al 2012.
El comportamiento de las exportaciones nacionales de bienes no minerales luego de 2012, estaría indicando una pérdida significativa de competitividad en las actividades productivas que sí se ven afectados plenamente por una elevada estructura de costos internos.
La pérdida de competitividad estaría reduciendo las exportaciones y, por consiguiente, la entrada de divisas, la generación de riquezas y de empleos locales. Además, estaría penalizando la capacidad de competir con las importaciones desde el exterior. En adición de la estructura de costos internos, entre 2014 y 2015, la expansión de la mosca del Mediterráneo y de la veda aplicada por Haití tuvo un efecto negativo en las exportaciones nacionales de bienes no minerales, lo cual contribuyó a su caída.
La pérdida en la capacidad de competir de las empresas radicadas en República Dominicana debe revertirse porque si no dificultarían las posibilidades de que el país expanda su participación en los mercados internacionales, que es la mejor manera de propiciar el desarrollo y complementar las limitaciones de un mercado interno limitado.
Para corregir esta situación, deben adoptarse cambios institucionales y reformas estructurales que reduzcan los costos de vivir y hacer negocios, a la vez que propicien un mejor ambiente para la inversión. Además, deben aprovecharse los tratados de libre comercio que ya se han firmado (RD-Cafta y EPA, por ejemplo), ya que permiten diversificar el destino de las exportaciones e incrementar la participación del país en los principales mercados mundiales. Solo así el país logrará generar mayores riquezas, desarrollo económico y mayores oportunidades de empleo productivo.