La nueva Ley de Tránsito 63-17 tiene las mejores intenciones de ponerle orden a un caos que llevamos años sufriéndolo en carne viva. Las autoridades al frente del organismo ya comienzan a socializar sus funciones y responsabilidades.
Habrá que ver qué tanta relación tiene con un aumento de conciencia de parte de los que somos parte del desorden. De teoría ya tenemos muchos años. La práctica es lo que manda.
No es posible alegar ignorancia ante un problema que le causa estragos a millones de dominicanos cada día, del que se habla al minuto en los medios de comunicación y es también tema obligado en conversaciones informales.
La socialización de esta legislación habrá de darse junto con su implementación en la práctica, poniendo las multas que contempla a quienes violen sus disposiciones. ¿Puede alegar ignorancia un conductor (que sabe leer) y se estacione donde dice “no estacione” y es como si le dijeran: “Sí, hágalo”.