[dropcap]C[/dropcap]on una veda para la captura en sus aguas jurisdiccionales de tiburones, rayas, pez loro y erizos, República Dominicana busca preservar esas especies y, al mismo tiempo, garantizar que mantengan su aporte a la regeneración de corales y la arena de playa que, a su vez, representan dos atractivos del turismo, una actividad económica que en 2016 reportó al país ingresos por US$6,721.5 millones, según el Banco Central.
La medida del Ministerio de Medio Ambiente, anunciada por su titular Francisco Domínguez Brito en un acto que contó con la presencia del ambientalista y filántropo inglés Richard Branson, conocido por su fortuna y sus empresas Virgin, provocó el inmediato rechazo de pescadores que tienen en la captura del pez loro una de sus principales fuentes de ingresos económicos.
La Resolución No. 023/2017, de Medio Ambiente, advierte que estudios recientes indican que los arrecifes de República Dominicana se encuentran en pobre estado de conservación debido sobre todo a la sobrepesca, “especialmente de especies herbívoras claves en el ecosistema que contribuyen con la salud de las colonias de corales”.
La medida prohíbe la captura y comercialización de tiburones y rayas (orden Elasmobranquios) así como los peces herbívoros arrecifales, incluyendo los loros (Scaridae) princesa, reina, cola roja, guacamayo, estriado, media noche, banda roja, verde, cola amarilla, semáforo, aleta negra y jabón, así como los doctores (Acanthuridae) azul, cirujano azul, doctor y cirujano.
Los científicos ven en el pez loro una de las especies aliadas más sensible para preservar la arena blanca de las playas, las cuales son la principal atracción turística de los extranjeros que visitan el país, según la encuesta “Opinión Actitudes y Motivación” del Banco Central.
De acuerdo a la encuesta, el 30.8% de los turistas que visitaron al país en 2016 desde Norteamérica lo hicieron atraídos por las playas. El 38.7% de los visitantes de Europa, el 23.1% de Suramérica, el 23% de Asia y el 13.5% de Centroamérica tuvieron el mismo motivo. “El sector turístico apoya todas las medidas de Medio Ambiente que ayuden a preservar la fauna marina, principalmente el pez loro que ayuda a construir los corales y nuestras playas”, asegura Joel Santos, presidente de la Asociación de Hoteles y Turismo de República Dominicana (Asonahores).
Además de producir arena blanca, en su proceso de alimentación con algas, el pez loro evita que el exceso de esas plantas asfixie los corales que fungen de cuna a las especies marinas.
Rachel Boyce, consultora ambiental, de desarrollo rural y gestión del riesgo de desastres del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), plantea en un artículo difundido por ese organismo en agosto de 2016, que “los peces loro más grandes son como fábricas de arena, produciendo más de una tonelada de arena por año”. Además, que la Universidad de Exeter estableció que esa especie produce más del 85% de los nuevos sedimentos de arena en los arrecifes de las Maldivas.
Boyce, que busca desincentivar el consumo del loro en Jamaica, cita el estudio “Estado y tendencias de los arrecifes coralinos del Caribe: 1970-2012” elaborado por científicos de la Red Mundial de Monitoreo de los Arrecifes de Coral (GCRMN), la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN) y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el cual determina que en medio siglo se deterioró más del 50% de los corales vivos hasta ponerlos bajo amenaza de hacerlos desaparecer en dos décadas si no se toman acciones.
El citado estudio establece que “la sobrepesca del pez loro puede haber reducido la habilidad de los corales de recuperarse de los huracanes”. Explica que “arrecifes protegidos de la sobrepesca en las Bermudas han pasado por cuatro huracanes desde 1984 sin haber perdido la media de cobertura de coral, mientras que los arrecifes sobrepescados recientemente en la Barrera Central de Belice sufrieron un declive del 49% después de tres huracanes”.
Emboscada de muerte
“Estamos de acuerdo con que haya una regulación, porque es verdad que nosotros estamos depredando”, reconoce Freddy Rondón, de 49 años de edad, miembro de la Unión de Pescadores de El Puerto, una asociación de Cabrera, en la costa norte, que agrupa a 108 pescadores que operan con 54 embarcaciones.
“Casi un 70% (de la captura) que hacemos es de cagona”, dice Rondón, quien se referiere al loro con un nombre que describe el gran aporte que hace la especie al mantenimiento de la arena blanca de las playas. En su prolongado proceso digestivo el pez expulsa en con su excremento la roca coralina que tritura mientras consume las plantas acuáticas que habitan los arrecifes.
El pescador se queja de que Medio Ambiente debió al menos escucharlos. Sugiere una veda estacional y que controle el arte de pesca en la etapa de reproducción del pez loro, pero al mismo tiempo reconoce, que los pescadores desconocen su época de desove. “En estos meses a la hembra del loro rojo la he encontrado ahuevada, pero la he encontrado en distintas fechas con huevas, eso tendría que determinarlo un biólogo marino”, dice.
Lo mismo plantea Fernando Avilés, uno de los 56 miembros de la Asociación de Pescadores Guarocuya, Barahona. “Por lo menos el 45% de la captura de nuestros asociados es del pez loro, que es el que más se come en la zona, en frituras y por los más pobres”, asegura.
Los pescadores del Atlántico venden una libra de loro en RD$60 (peces pequeños) y entre RD$80 y RD$110 (especímenes grandes y dependiendo de la época del año). Su bajo costo y la calidad de su carne explica en parte su sobrepesca, asegura Carlos Peñaló, un biólogo que realizó estudios de tecnología pesquera con énfasis en biología de especies marinas en Japón y con maestrías en acuicultura y acuaponía en el país.
“En categoría comercial cae como carne de tercera; es un pescado muy bueno porque su carne es blanca, la más barata, suave y acepta muy bien el sazón; eso es lo que ha disparado el deseo de los restaurante en el loro”, dice Peñaló, quien trabaja para el Consejo Dominicano de Pesca y Acuicultura (Codopesca) en María Trinidad Sánchez.
“En los últimos tiempos se le ha dado ‘muy duro’ a esta especie”, insiste. “Su anatomía y composición dentaria es un pico como el loro, no tiene diente separados, es un solo arco y está especializado para comer encima del coral una gran cantidad de algas; la desprenden y son limpiadores. En corales muertos, al coger la comida, desgarran parte del coral, lo trituran y al nadar dejan chorros de arena en su excremento”.
Explica que la situación de gravedad con el pez loro se da porque la especie, asociada a las aguas someras (poco profundas), utiliza el coral como hábitat, aunque se desplaza a la parte más honda donde empieza la depresión marina (cantil), de donde muchos pescadores dominicanos los capturan utilizando compresor, un arte peligroso. “Pero lo más trágico para el pez loro es la combinación de los dos artes de pescas más lesivos, el compresor y el chinchorro de ahorque con ojos de malla de dos pulgadas y media y tres pulgadas y media”.
Cuenta que “es muy difícil que el pez se pegue al chinchorro”. Por eso, los pescadores los cercan entre el cantil y la parte baja. Los cardúmenes salen de la parte honda por zanjones y quedan cercados en chinchorros de hasta 500 metros, “porque los unen para hacer un cerco al que bajan dos buzos con compresor y con arpones a cazarlos”.
Peñaló asegura que esta sobrepesca incluso se evidencia en el hecho de que cada vez son más pequeños los especímenes atrapados en el norte. Esto muestra el impacto que sufre la especie, vital para los corales y las playas que sustentan el turismo del país.
Vedas de captura
Julio 1-octubre 31
Decreto 499-09: conchas lambí (Strombus gigas) en talla mínima de 25 cm, burgao (Cittarium pica), burgao Santa María (Astraea caelata), pata de mulo (Cassis siamea) y fotuto (Charonia variegata). La exportación de lambí está pohibida por el acuerdo Cites.
Junio 1-Septiembre 30
Jaiba de río (Epylobocera haitiensis) por Resolución 07/2003.
Marzo 1-junio 30
La langosta espinosa (Panulirus argus) de menos de 24 centímetros, langosta pinta (Panulirus guttatus) de 9 cm y langosta de piedra (Scyllarides sp.) de 25 cm, por Decreto 119-12.
Diciembre 1- abril 30
Los cangrejos zumbá o pelú (Ucides cordatus), moro (Ucides cordatus) de menos de 8 cm y Paloma de cueva (Cardisoma guanhumi) de 10 cm por el Decreto 813-08. Está prohibido comecializar la hembra del cangrejo entre el 1 de junio y el 31 de agosto.
Permanente
Decreto 313-8: los ciguatóxicos barracuda (Sphyraena barracuda), Picúa (Sphyraena picudilla), Medregal (Seriola rivoliana) y Peje rey (Alectis crinitus). Decreto 752-01: tortugas verde (Chelonia mydas), carey (Eretmochelys imbricata), tinglar (Dermochelys coriacea), caguamo (Caretta caretta) y hicotea (Trachemys spp.), así como el mamífero manatí (Trichechus manatus). Decreto 318-86 corales: pata de ñame (Acropora spp.), lechuga (Agaricia spp.), cerebro (Diploria spp.), cerebro (Montastrea spp.), cerebro (Meandrina spp.), coral de fuego (Millepora spp.), coral de mar (Gorgona spp.), coral flor (Busmilia spp.), coral de dedos (Porites spp.), coral pilar (Dendrogyra spp.) y coral (Antipathes spp.).