Financiar una empresa a través de emisiones de bonos o con un préstamo, son diferentes vías para obtener nuevos recursos y, aunque puedan ser similares, existen diferencias marcadas entre ambos. Típicamente, las corporaciones cuentan con la opción de financiarse mediante un crédito a largo plazo o vía emisiones de títulos valores de deuda.
Estas dos formas de financiación funcionan de forma similar, ya que la empresa está solicitando un préstamo que tendrá que pagar a una tasa y a un plazo predefinido. Cuando una empresa pide un préstamo al banco, tendrá que pagar tanto el capital como los intereses durante la vida del crédito. Los bonos son similares, aunque de esta forma la empresa no solicita un préstamo al banco, sino al público en sentido general.
A continuación, detallaré algunas de las ventajas y desventajas de ambos tipos de financiación. Generalmente, cuando la empresa se financia a través de emisiones de bonos, puede pactar un interés fijo con los inversionistas que, en algunas ocasiones, es menor a la tasa del préstamo.
Otro beneficio para las empresas al emitir valores de deuda, es que no tienen restricciones en cuanto a lo que pueden hacer con el dinero, mientras que muchos bancos sí establecen limitaciones con respecto a tomar decisiones claves de la empresa, hasta que se haya cumplido con los compromisos de pagos predefinidos en el contrato. También, la tasa de interés del préstamo podría variar significativamente, sobre todo si es a largo plazo.
A diferencia de los bonos, los préstamos pueden modificarse o reestructurarse en beneficio del prestatario.
En fin, el proceso administrativo de solicitar un préstamo suele ser menos tedioso y más económico que estructurar una emisión de bonos.