[dropcap]L[/dropcap]a Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (Minustah) pondrá fin a su componente militar a más tardar el próximo 15 de octubre, como parte de la finalización de un programa que manejó, desde sus inicios en mayo de 2004, un presupuesto de más de US$7,330.6 millones.
La Minustah retirará la parte militar, acogiendo la resolución 2250 del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La decisión del organismo despierta preocupación en algunos sectores de República Dominicana que ven a los cascos azules como una fuerza de control necesaria en un país vecino afectado en los últimos años por fuertes convulsiones políticas y sociales.
El retiro supondrá más gasto militar para República Dominicana. El ministro de Defensa, teniente general Rubén Darío Paulino Sem, adelantó que el Ejército destinará unos 1,000 nuevos soldados a cuidar la línea divisoria y que reciben entrenamiento básico en el Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza (Cesfront).
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Mientras, el Senado de la República designó, a petición del representante por la provincia Elías Piaña, Adriano Sánchez Roa, una comisión para estudiar las nuevas medidas que debe adoptar el país para proteger su frontera.
“Si estando la Minustah, tenemos la gran dificultad de que no se ha controlado el trasiego de haitianos (indocumentados), no se ha controlado la entrada de drogas, la entra de armas, la entrada de mercancías que no es por aduanas, imaginemos ahora cuando ellos no tengan esa fuerza internacional tan importante de militares tan potentes como los de Chile, Uruguay, etc, ¿qué va a pasar ahora? que ellos van a crear dizque sus propias Fuerzas Armadas”, advirtió Sánchez Roa.
Sin embargo, para el sacerdote jesuita Regino Martínez, reconocido activista de derechos humanos de migrantes, los dominicanos “no deben alarmarse ni preocuparse por la salida de los soldados de la ONU que lo que están en Haití es haciendo turismo, gastando dinero de más”.
“Yo me río (cuando ve algunos sectores preocupados) porque la presencia de los soldados de la ONU no supone ningún beneficio a la población haitiana; Haití no está en guerra, Haití lo que necesita es apoyo en la construcción, si esos soldados que lo que están es comiendo, bebiendo y ‘mujereando’, estuvieran trabajando en la construcción de escuelas…”, dice.
El sacerdote asegura que todavía persiste “todo el desastre del terremoto” que afectó a Haití en 2010. “Si todo el dinero que se ha gastado en mantener a los soldados se hubiera gastado en adecentar al pueblo haitiano, tuviera sentido; pero, andan paseando en tanques, metiendo miedo a la gente y legitimando vagabunderias políticas”.
Bajas y malas notas
Para 2006 la fuerza de la Minustah estaba conformada por 9,000 efectivos, la mayoría procedentes de América Latina, sobre todo de Brasil, país que aportaba entonces 1,200 soldados. Hasta el 30 de abril de este año la fuerza registraba 186 bajas, que incluían la muerte de 128 militares en accidentes, 32 por enfermedades, 15 en actos vandálicos y 11 por otras causas.
“El devastador terremoto que azotó Haití el 12 de enero de 2010, cobrando la vida de miles de haitianos y casi un centenar del personal de paz de la ONU, fue la mayor pérdida de vidas en la historia de las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU”, afirma la Minustah.
Entre las bajas figura el suicidio del general Urano Teixeira Da Matta Bacellar, su jefe de misión cuando se quitó la vida. Otro escándalo se produjo con la violación de un joven haitiano en un cuartel y con la inoculación —por supuesto descuido de soldados nepalíes— de la epidemia del cólera que afectó a más de 780 mil personas y mató a más de 10,000.
Deterioro económico de Haití
Antes de la rebelión armada que forzó la salida del presidente Jean Bertrand Aristide el 29 de febrero de 2004, Haití atravesaba por una situación “difícil”, resalta la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en un documento difundido en 2005.
Aseguraba que en los años previos: “se contrajeron tanto el producto interno bruto (PIB) (-3,8% ) como el consumo (-2% ) y la inversión (-3,1%), mientras que se registró un ligero aumento de las exportaciones (2,8%) y el estancamiento de las importaciones (0,2%)”. Aristide salió con la rebelión encabezada por Guy Philippe y otros paramilitares.
Su sustituto, el entonces presidente de la Suprema Corte Boniface Alexandre, asumió el gobierno y pidió a la ONU el envío de una fuerza de paz. La crisis económica del vecino país se agrava a partir del terremoto del 12 de enero de 2010, que tuvo un saldo fatal de más de 200,000 muertos y que, según la Cepal, provocó daños al 120% de su PIB.