[dropcap]L[/dropcap]as autoridades —actuales y futuras— tienen el reto de, además de ramificar las rutas del Metro de Santo Domingo para ampliar su cobertura, despejar los accesos al Distrito Nacional, sobre todo la ruta del Kilómetro 9 de la autopista Duarte hasta por lo menos la moderna Circunvalación.
Construir una o dos vías marginales a la autopista Duarte luce un proyecto costoso. Pero será cada vez más caro y difícil si las autoridades no lo ponen en agenda y la inician, aunque sea por etapas. El Distrito, que según el Censo de 2010 contaba con 965,040 habitantes, ya tiene una vía de desahogo hacia el Este con la marginal de la Autopista Las Américas.
El recorrido de apenas 6 kilómetros entre el 9 y la entrada de Los Alcarrizos, por ejemplo, se vuelve traumático a distintas horas. La carga vehicular en la zona aumenta cada día con los ambiciosos complejos habitacionales que buscan dar respuesta al déficit habitacional del Gran Santo Domingo.
Una demarcación que concentra tantas empresas, negocios, centros educativos, modernas torres de apartamentos y por la que se movilizan a diario miles de ciudadanos de las áreas cercanas de Santo Domingo (2,374,370 habitantes) y otras provincias como San Cristóbal, Monte Plata o San Pedro, requiere de vías amplias y despejadas por varias razones: para dar plusvalía a tanta inversión, simplificar el desplazamiento o por simple seguridad (imaginen que sea necesaria una evacuación rápida).
En fin, sabemos que es necesario planificar y construir marginales a la Duarte desde el Kilómetro 9. Entonces, ¿por qué dar tanta larga a un proyecto que se podría acometer por etapas?