[dropcap]E[/dropcap]l Banco Mundial afirma que durante las dos últimas décadas República Dominicana se ha establecido como una de las economías de más rápido crecimiento en las Américas, con una tasa de crecimiento medio del producto interno bruto (PIB) real del 5.4% entre 1992 y 2014, mientras que entre 2014 y 2015 se ubicó en 7%. El año pasado finalizó en 6.6%.
Según el organismo financiero, el reciente crecimiento ha sido impulsado por la construcción, la manufactura y el turismo. Por el lado de la demanda, el consumo privado ha sido fuerte, como resultado de una inflación baja, la creación de empleo, así como el alto nivel de recepción de remesas.
En sus notas de política, publicadas en octubre 2016 para ofrecer algunas recomendaciones al gobierno de Danilo Medina, la entidad multilateral señala la falta de inclusión del crecimiento económico experimentado por el país.
Sin embargo, según el Happy Planet Index (HPI) o Índice de Felicidad del Planeta, los dominicanos son felices, pero no necesariamente su felicidad está relacionada al desempeño económico del país. De hecho, en 2009, con un crecimiento del PIB de apenas 0.9%, en medio de la crisis mundial, el país quedó en segundo lugar como el pueblo más feliz, sólo superado por Costa Rica.
En 2012 hay otro ejemplo, pues con un crecimiento de 2.8% la felicidad no fue tan intensa. En ese año se ubicó en el puesto 33 de 140 países analizados. En 2016, que el PIB creció 6.6%, República Dominicana quedó en el puesto 45 en el HPI, lo que indica que ahora es menos feliz. “A pesar de este excepcional desempeño económico, el crecimiento no ha sido inclusivo”, destaca el Banco Mundial.
La baja intensidad de la felicidad, partiendo del análisis, es a pesar de que hay evidencia que el crecimiento de los ingresos en los quintiles inferiores ha sido más rápido que en los estratos más ricos de la población entre 2005 y 2015. De acuerdo a los datos más recientes, sostiene la entidad financiera, la pobreza monetaria se redujo a 36.4% en 2014, cayendo a 32.3% en 2015. La pobreza extrema tuvo una reducción menor, moviéndose de 8.4% en 2014 a 7% en 2015.
El economista Bruné Pradel, del equipo de Analytica, lo analiza con detalles en un trabajo que publica en la página institucional de la firma. Destaca que el estudio de la economía de la felicidad tuvo sus primeras contribuciones por parte de economistas clásicos como David Hume y Karl Marx, quienes postularon que la felicidad era medible y comparable.
Sin embargo, señala que con el paso del tiempo la economía dejó el estudio de la felicidad por el del comportamiento externo de las personas, es decir, a las elecciones realizadas de los individuos en lugar de los sentimientos o placeres que tenían. En las últimas décadas las teorías de desarrollo y de felicidad se han consolidado en la economía de la felicidad.
A su entender, esta perspectiva, postulada inicialmente por Jigme Singye Wangchuck en 1972, analiza que el crecimiento multidimensional debe de incluir este factor de felicidad. Wangchuck argumenta que un indicador como “la felicidad interna bruta (FIB) es más importante que un producto interno bruto”.
Dada esta rama de pensamiento económico, aunque se reconoce que la felicidad es subjetiva y que depende del individuo, existen estudios e índices que tratan de estimar dichos factores en base a indicadores sociales y económicos.
El Happy Planet Index (HPI), por ejemplo, utiliza indicadores como expectativa de vida promedio, bienestar promedio, huella ecológica (mide el espacio promedio que necesita un individuo para realizar sus necesidades) y la desigualdad de resultados, que toma en cuenta el cumplimiento de los derechos humanos para estimar la felicidad de los individuos de un país.
En términos generales, los países que tienen una mejor posición en el índice HPI son aquellos que han registrado un buen desempeño en las categorías que le componen. Para 2016, en promedio, los países tuvieron una expectativa de vida promedio de 70.9 años, un bienestar promedio (0-10) de 5.4, una huella ecológica de 3.26 gha/cápita y una desigualdad de resultados de 0.23.
Los países que tuvieron las primeras cinco posiciones (países más felices) en el índice fueron Costa Rica (1), México (2), Colombia (3), Vanuatu (4) y Vietnam (5), que registraron mejores marcas que el promedio. Los que se encuentra en las peores posiciones son Mongolia (136), Benín (137), Togo (138), Luxemburgo (139) y Chad (140).
En el caso de República Dominicana (posición 45), el país registró una expectativa de vida promedio de 73.1 años, un bienestar promedio (0-10) de 4.8, una huella ecológica de 1.5 gha/cápita y una desigualdad de resultados de 0.3.
¿Qué se necesita para que los dominicanos sean más felices?
El economista Bruné Pradel señala que respecto a República Dominicana uno de los indicadores que más se alejaba del promedio era, precisamente, la desigualdad de resultados, por lo que un estímulo de políticas que permitan no solamente la igualdad de oportunidades, sino la de resultados, facilitarán que el país incremente el nivel de felicidad de sus ciudadanos.
A su entender, una mayor desigualdad de resultados está usualmente asociada a una reducción de las expectativas de vida promedio, y por ende de una reducción de la felicidad. De los primeros cinco países más felices, tres son de América: Costa Rica, México y Colombia.