[dropcap]E[/dropcap]l término “propiedad intelectual” (PI) se refiere a aquellas creaciones humanas protegidas por la legislación a través de la concesión de un derecho de uso exclusivo para su creador. Estos derechos exclusivos se denominan patentes, marcas y derecho de autor, todos los cuales protegen distintos tipos de creaciones.
La propiedad intelectual reviste una gran importancia en la economía moderna, ya que la tecnología se fundamenta sobre su base. En tal virtud, no resulta posible ni factible que una empresa alcance un grado de éxito en el día de hoy sin ser “ganadora” –es decir, innovadora o al menos poseedora de derechos de uso de patentes, marcas y derecho de autor– en el mundo de la PI.
Como consecuencia de la importancia de la PI en el mundo de los negocios, se han suscitado litigios entre grandes empresas. Estos casos contenciosos tienen como finalidad el uso de los tribunales para concederle una ventaja estratégica a una parte, o de algún modo causarle un daño a un competidor.
A modo de ejemplo, hace pocos días, Google demandó a Uber alegando que había sustraído la tecnología de sus sensores para automóviles de conducción autónoma. La tecnología de sensores es una pieza clave para el desarrollo de ese tipo de vehículo, por lo que la incertidumbre creada por el caso, así como la posibilidad de que Google resulte ganancioso, crea gran inseguridad para Uber en el mercado, lo que también permitirá a Google continuar sus esfuerzos por desarrollar esta tecnología.
Asimismo, Apple por muchos años entabló demandas en contra de empresas como Samsung, Motorola y HTC –que comercializan los teléfonos móviles basados en la tecnología Android–, alegando que se habían apropiado de su tecnología para crear sus smartphones.
A pesar de que estas demandas no resultaron en victorias de Apple (al menos no ganancias completas) sirvieron para desgastar a los competidores de Apple y permitir a que ésta continuara el desarrollo de su teléfono móvil y conquistar mayor participación en el mercado.
Otro ejemplo de este fenómeno se dio con Vlingo, creadora de tecnología de reconocimiento de voz. Una empresa más grande, Nuance, realizó intentos de adquirirla. No obstante, el accionista mayoritario no aprobó la venta. Nuance procedió a demandar a Vlingo por supuestas violaciones a los patentes de la primera, y ante el costo del litigio –el cual eventualmente resultó con una sentencia favorable a Vlingo– la empresa aceptó la oferta de compra de Nuance por un precio menor. De esta forma se utilizan los litigios de PI como arma estratégica en los negocios.