[dropcap]L[/dropcap]a temporada para avistar ballenas jorobadas atrajo este 2017 a Samaná a más de 57,000 extranjeros y dominicanos. Con este atractivo el país mantiene desplegadas las velas de una actividad recreativa que conjuga el turismo de aventura con la necesidad de crear conciencia sobre la protección de una especie cuya subsistencia dependerá de la conservación de sus ambientes marinos.
La costa norte también ofrece al turista nacional y extranjero la oportunidad de observar manatíes en su hábitat, en el santuario de Estero Hondo, un remanso acuático próximo a la atractiva playa La Ensenada, de la provincia Puerto Plata.
Cada año, la ballena jorobada (Megaptera novaeangliae) utiliza la costa de República Dominicana como cuna, para parir y amamantar a su cría, o como alcoba nupcial para concebir (un ballenato a la vez) que desarrollarán sus vidas en las gélidas aguas del Atlántico Norte.
“Este 2017 tenemos registros de la llegada de 504 ballenas jorobadas y el año pasado de 493”, asegura Israel Santana, administrador del Santuario de los Bancos de La Plata y La Navidad. Los técnicos del Ministerio de Medio Ambiente tienen una idea de la cantidad de individuos “por su comportamiento y tamaño”.
La dependencia mantiene vigente 43 permisos de observación de ballenas, para un total de 51 embarcaciones que hacen turnos regulares y rotativos. Autoriza además las salidas hacia la observación por once puntos: Puerto Bahía, Samaná, Moto Marina, Embat, Anadel, Villa Clara, Carenero, Las Galeras, Sabana de la Mar, Cañitas y Miches.
Israel Santana destaca que además de avistar más de 500 ballenas, este año se pudo observar un tinglar y varios delfines en distintas fechas.
En cuanto a la vigilancia, esta temporada Medio Ambiente aplicó sanciones administrativas y prohibió, en coordinación con la Armada, el despacho de embarcaciones que violaban las leyes y normas, ya que carecían de los cintillos reglamentarios que demuestra el derecho de entrada al área protegida, no usaban radio de comunicación, carecían de chalecos salvavidas, o sus capitanes excedieron el tiempo de 30 minutos en el área de observación próximo a una familia de mamíferos.
Actividad rentable
Los propietarios de unas 100 embarcaciones integran la Asociación de Dueños de Barcos de Bahía Samaná (Asdubahisa), orientada a ofrecer el tour para avistar ballenas o a transportar turistas a la isla Cayo Levantado o a la zona del Parque Nacional Los Haitises.
La temporada oficial de avistamiento se extiende del 15 de enero al 30 de marzo, aunque Julio Ynirio, vicepresidente de Asdubahisa, asegura que llegó a ver familias de ballenas hasta en en el mes de mayo.
Este año los integrantes de Asdubahisa movilizaron 49,670 extranjeros a la zona de avistamiento que, sumados a 8,038 dominicanos, suman 57,708 visitantes, según Medio Ambiente.
Un turista paga hasta US$200, dependiendo de la localización del hotel que organice el tour, explica Ynirio. Un dominicano que llega a puerto puede ser trasladado mar adentro por RD$1,500. Las embarcaciones llevan hasta 70 personas, dependiendo de su tamaño.
En el caso de Ynirio, cuenta que tiene cinco barcos, dos con capacidad para 40 personas, uno para 50 y dos de 70. Para operar, emplea a 26 personas.
“Personalmente tengo dos permisos”, apunta. Todos los días, durante la temporada de observación, llegan a Samaná entre 300 y 1,000 turistas interesados en la excursión.
“Este año vinieron muchos rusos y franceses”, plantea Ynirio, quien resalta el cuidado que tienen los capitanes para no molestar a las gigantes de los mares y para evitar que la actividad se vea afectada, como sucedió hace muchos años cuando “aquí vino un alemán y dijo que en Samaná no se veía ballenas, sino que se acosaba ballenas, lo cual nos llevó a regular la actividad”. “No permito que ningún empleado mío viole las reglas ambientales”, enfatiza.
Protección
Previo al inicio de la temporada de observación de ballenas los ministerios de Medio Ambiente y Turismo firmaron, como ya es costumbre, un memorándum de entendimiento con un conjunto de instituciones gubernamentales y no gubernamentales que colaboran con la preservación de la biodiversidad marina.
República Dominicana creó, mediante el Decreto No. 319, del 14 de octubre de 1986, el Santuario de Mamíferos Marinos Bancos de La Plata y La Navidad, donde llegan ballenas jorobadas desde el Atlántico Norte. Hace unas tres décadas, cuando inició la actividad, a la zona asistían unos 100 observadores y ahora el número supera los 57,000.
Para este año, Medio Ambiente impartió dos cursos de capacitación a más de 100 personas que laboran en el santuario, incluyendo a 42 empleados del santuario, 51 capitanes de embarcaciones autorizadas a operar durante la temporada y nueve miembros de la Armada que ofrecen apoyo en el cumplimiento de las sanciones emanadas del órgano rector.
Una especie en peligro
El turismo ecológico en la costa norte cuenta además, en la provincia Puerto Plata y próximo a Montecristi, con el atractivo que ofrece el Santuario de Mamíferos Marinos Estero Hondo.
En esta parte del Atlántico donde la salinidad del mar se siente menos debido a la desembocadura de varios ríos y arroyos (superficiales y subterráneos) habitan unos 35 ejemplares de manatíes (para 1996 eran solo 11), según Sony Peñaló, una de las ocho personas que vigilan el área protegida.
El manatí (Trichechus manatus) puede vivir 80 años y alcanzar hasta 3,000 libras. Una hembra tiene una cría cada dos a cinco años. Al nacer pesa hasta 35 kilos, con 90 a 100 centímetros de largo. Un regalo de la naturaleza.