[dropcap]L[/dropcap]a provincia Sánchez Ramírez es rica en recursos naturales: la presa de Hatillo, cuyo lago artificial está considerado el más grande de las Antillas; montañas, valles, llanuras, ríos, lagunas, humedales, producción agrícola, potencial ecoturístico y oro, mucho oro.
Lo que ha sucedido con el sector financiero en los últimos tres o cuatro años es una muestra del potencial económico que tiene esta provincia, compuesta por los municipios Fantino, Cevicos, La Mata y Cotuí como cabecera. La Cueva, como una comunidad en desarrollo, debe ser tomada en cuenta. Lo mismo que otros distritos municipales.
Esta provincia cuenta con nueve bancos o sucursales, 63 subagentes bancarios, 20 cajeros automáticos, 99 empleos directos generados por el sector financiero y hay 39,258 préstamos activos. Además, los habitantes de esta provincia tienen ahorrado RD$5,900 millones y deben RD$4,740 millones, aproximadamente, según datos de la Superintendencia de Bancos al cierre de 2016.
Como se ve en estos datos, el potencial está ahí. Sólo en el municipio cabecera están los bancos de Reservas, Progreso, Scotia, Bancotuí, dos sucursales del Popular y BHD León, así como sucursales de diversas asociaciones de ahorros y préstamos.
Sin embargo, como un flagelo que afecta a todo el país, esta provincia no logra distribuir equitativamente sus recursos. Los recursos que deberían llegar a todos los rincones de Sánchez Ramírez se quedan en lugares desconocidos.
La pobreza está por doquier. Los barrios de Cotuí, con excepción de los llamados “ensanche”, están llenos de pobreza, con calles en mal estado, basura, aguas residuales sin canalizar y un cúmulo de obras por realizar que generan cuestionamientos sobre la forma en que se utilizan los recursos que genera la minería.
Y los campos ni hablar. Chacuey Abajo da lástima, pues no hay ni de qué vivir. ¿Qué hacen las autoridades con los recursos que llegan a la provincia? Habrá que esperar la respuesta.