[dropcap]E[/dropcap]l ministro de Medio Ambiente, Francisco Domínguez Brito, insiste en que no hay marcha atrás en las medidas del Gobierno para cumplir las leyes y frenar la destrucción del Parque Nacional Juan Bautista Pérez Rancier (Valle Nuevo), el cual incluye una reserva científica.
Y no debe ser de otra forma, porque preservar la zona como reservorio de agua es la decisión más inteligente de los dominicanos, incluso de los que muestran títulos de propiedad en esas áreas.
La presión mediática de los herederos de títulos no debe primar sobre el interés de toda la población. “Hay que ver la validez de esos títulos; eso no está claro”, dice. Recuerda que “no fue una propiedad ganada con el sudor de la frente” y advierte que no se contempla “ninguna expropiación ni compensación”.
Afirma que “la propiedad, aunque está protegida por la Constitución, pero tiene un límite” y no se puede imponer al interés colectivo.
Recuerda que los que se hicieron con los títulos en Valle Nuevo eran empleados de los aserraderos instalados por la dictadura de Trujillo para explotar los bosques.
Sólo basta consultar los tres libros (profundos y minuciosos) de Constancio Cassá sobre Constanza y Valle Nuevo: Trujillo encargó a José Delio Guzmán construir la carretera Constanza-Valle Nuevo, donde el profesional de la ingeniería se hizo de miles de tareas.
Dice Cassá: “Entre los años 1950 a 1965 José Delio Guzmán instaló un aserradero en la falda que devastó su riqueza boscosa”. Una secadora de madera y 7 de 20 aserraderos eran propiedad de la empresa Valle Nuevo CxA, que presidía José Delio. Otros eran de familias como los Mera y los Bermúdez.