Odebrecht es, con toda seguridad, la empresa de construcción de obras públicas más conocida entre los dominicanos.
Y no es para menos. Esta multinacional, de capital brasileño y cuyo principal ejecutivo está preso por actos demostrados de corrupción, ha estado metida, como dicen los dominicanos, hasta en la sopa. Prácticamente no hay una obra de envergadura en la que no participe casi siempre con una contraparte local.
¿Cómo es posible que esta empresa ganara todas las licitaciones, o casi todas, en las que participaba? Las respuestas comienzan a conocerse ahora, muchos años después. El entramado para obtener ganancia de causa en los procesos, aparentemente, era complicado, mas no imposible de descubrir.
Panamá, Ecuador, Brasil y Perú han tomado acciones para impedir que esta empresa vuelva a participar en licitaciones para infraestructura pública. Ha de esperarse que República Dominicana haga lo propio. Por supuesto, primero es necesario que los responsables de aceptar soborno sepan que su insaciabilidad o voracidad, marcada en grado superlativo, llegaría a un final. Y que la justicia también lo entienda.
La impunidad y la corrupción son campos abiertos para que se multipliquen estos hechos. Lo de Odebrecht ya ha marcado récord. El Departamento de Justicia de Estados Unidos multó a la gigante constructora brasileña con US$2,600 millones por sobornar funcionarios oficiales en diversos países, incluyendo en República Dominicana.
La multa será pagada en un plazo de 23 años en Estados Unidos, Suiza y Brasil, donde Odebrecht se declaró culpable de haber pagado centenares de millones de dólares en soborno.
La empresa afirma que se arrepiente. Y como siempre: quienes delinquen piden perdón por sus pecados cuando son descubiertos. “Odebrecht se arrepiente profundamente de su participación en las conductas que condujeron a este acuerdo de resolución y pide disculpas por violar sus propios principios de honestidad y ética”, dijo la empresa en un comunicado.
En lo personal considero que honestidad y ética es lo que menos ha tenido esta empresa. Sus principales ejecutivos, en contubernio o connivencia con políticos y empresarios de diversos países, han abusado de su posición en perjuicio de millones de seres humanos que pagan impuestos para que sean bien administrados por quienes ejercen el poder político. No nos conviene jugar a la mala memoria en éste y otros casos.