[dropcap]A[/dropcap] Juan Hubieres le dio un “yeyo”, como le dicen popularmente a los mareos. Y la verdad es que un “bajón de azúcar” le da a cualquiera, pero en este caso, luego de escuchar el fallo que le da ganancia de causa a la libertad de contratación que tienen las empresas y los ciudadanos, cualquiera gotea.
La justicia hizo un papel por todo lo alto. Esa es la verdad. De ahora en adelante, independientemente de que habrá que esperar un tiempo para ver cómo se adaptan los monopolizadores del transporte, deberá registrarse un avance significativo en la calidad del servicio que reciben los ciudadanos y las empresas.
El transporte de carga y de pasajeros, por lo caótico, desordenado, costoso y peligroso que resulta para todos, es la muestra más fehaciente de que República Dominicana es un país en vía de desarrollo.
Ya la justicia dio su veredicto, la sociedad ofreció su apoyo a la sentencia y los empresarios saben que tienen un escenario más competitivo. ¿Y los transportistas, qué?