[dropcap]A[/dropcap] la hora de adquirir un producto o servicio, algunos dominicanos recuerdan las frases: “lo barato sale caro” o “cada quien se arropa hasta donde la sábana le da”. Éstas pueden aplicarse al momento de comprar quesos, sobre todo, de los elaborados por cerca del 84% de las queserías dominicanas, debido a que la mayoría lo produce con leche inferior al grado “A” y, además, carecen de las condiciones de inocuidad necesarias para el manejo de alimentos.
Las exportaciones de productos lácteos de República Dominicana hacia Estados Unidos y la Unión Europea han registrado una alta frecuencia de devoluciones entre 2014 y 2016. Sólo la nación norteamericana negó ocho entradas a quesos dominicanos, principalmente por la presencia de bacterias y falta de pasteurización, plantea un estudio elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El organismo se basa en un levantamiento del Ministerio de Industria y Comercio (MIC), el cual estima en más de 400 los negocios dedicados a elaborar el producto lácteo en República Dominicana.
Sin embargo, el director del Consejo Nacional para la Reglamentación y Fomento de la Industria Lechera (Conaleche), Arnaldo Gómez, y el presidente de la Asociación Dominicana de Procesadores de Lácteos y Derivados (Adoprolad), Darío Oleaga, ven con optimismo la industria nacional de quesos.
En el Banco Agrícola (Bagrícola) los elaboradores de quesos cuentan con una línea de crédito de RD$500 millones para readecuar sus instalaciones físicas y mejorar su producto final.
“Como todo en la vida, hay unas (queserías) que están muy bien posicionadas, otras menos, pero esa es nuestra función, readecuarlas”, explica Gómez. Resalta que la institución registra más de 540 empresas dedicadas a la elaboración de quesos.
Procesadores
De un promedio de 1.6 millones de litros de leche colectados cada día, el 54.1% se destina a la elaboración artesanal de quesos y entre el 16 y 20% a grandes procesadoras, de acuerdo a proyecciones del Conaleche, recogidas en el estudio de la Cepal titulado “Fortalecimiento de la cadena de valor de los lácteos en República Dominicana”.
El Viceministerio de Comercio Interno del MIC determinó que el 78.6% de los procesadores de lácteos del país son pequeños y medianos, con una media entre uno y siete empleados. Además, existen cuatro grandes: Rica, Nestlé, Sigma Alimentos (la antigua marca Sosúa) e Induveca, que procesan en conjunto más de 500 mil litros de leche nacional e importada por día.
De acuerdo al estudio, las queserías artesanales se caracterizan por extenderse a lo largo del país con una alta informalidad. El 49% opera en la región Este, el 36% en el Norte y el 15% en el Sur. A estas unidades se les dificulta enfrentar los costos de pasteurización o tratamiento de la leche. Además carecen de registros sanitarios.
Un 64% de las queserías artesanales se ubican en zonas rurales y un 20% en semi-rurales. Por lo general, están instaladas en los patios de las casas o en infraestructuras que, en la mayoría de los casos, carecen de condiciones apropiadas para el manejo de alimentos, ya que son galpones con techos de tinglado y, a veces, con piso de tierra.
Suelen usar el peróxido para la conservación de la leche, lo que representa un peligro para la salud humana; no cuentan con equipos de acero inoxidable, en muchos casos usan tanques de plástico, mesas, palas y moldes de madera; las prensas son hechas de diferentes materiales, como bloques de cemento, madera o sacos con arena.
Pese al panorama que refleja el estudio, el director del Conaleche dice que “no todo es homogéneo; ahora, no podemos generalizar”. Gómez advierte a los productores y procesadores que tienen pendiente la readecuación de sus negocios que a partir del 1 de enero no van a poder vender su producto.
Fondos
El presidente de Adoprolad admite que esa asociación carece de una estrategia para competir con los productos importados. Plantea que la alternativa “es adecuarnos, que el Gobierno haga las inversiones necesarias, como nos están prometiendo”.
Oleaga, productor de quesos con una marca reconocida en el mercado, califica de “muy sustancial”, tanto en la parte económica como en el apoyo técnico, los fondos dispuestos por el Bagrícola para el plan de adecuación de las micro y medianas empresas lácteas.
“Ya se hizo un levantamiento en todo el territorio nacional y los técnicos del Bagrícola están dejando información, no solo de las adecuaciones que debe hacer cada empresa, sino que hacen un levantamiento económico y le ponen a la disposición los 500 millones dispuestos por el Presidencia de la República para esos fines”, declara.
Además del Conaleche y Adoprolad, la comisión que realiza el levantamiento la integran la Dirección General de Ganadería, el Ministerio de Salud Pública y el Instituto Nacional de Protección a los Derechos del Consumidor (ProConsumidor).
La mayoría de las ventas de las fábricas artesanales de quesos, que se producen con leche categorías “B”, “C” o “D”, se realiza en colmados y almacenes, y van dirigidos a un consumidor de medio-bajo poder adquisitivo, plantea la Cepal en su estudio. Los colmados representan las tiendas de abastecimiento primario que forman parte de la idiosincrasia nacional y presentan estándares más bajos que los supermercados, pero que numéricamente son muy representativos, puntualiza.
El consumidor de lácteos en República Dominicana, especialmente de leche y quesos, encuentra una amplia oferta de productos nacionales y extranjeros, convirtiéndose estos últimos en una fuerte competencia para la producción nacional en precio y calidad.
En materia de quesos y yogures, el consumidor medio-alto dominicano compra preferentemente productos lácteos importados desde Estados Unidos, que llegan al país bajo el Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (DR-Cafta).
DR-Cafta
Oleaga explica que Adoprolad solicitó al presidente Danilo Medina que siga fortaleciendo el Decreto que manda a revisar el DR-Cafta. El mandatario conformó, mediante el Decreto 260-16, del 17 de septiembre de este 2016, una comisión de alto nivel para evaluar el impacto del proceso de desgravación arancelaria y de apertura comercial que implica el DR-Cafta en los productos sensibles al sector agropecuario del país.
“Yo creo que con una revisión (al DR-Cafta), señalando los puntos que hay que revisar y protegiendo al productor criollo, de una manera u otra vamos a avanzar”, considera Oleaga.
Entiende que, además del plan de adecuación, los productores de lácteos necesitan de un programa de apoyo económico para lograr la pasteurización del 100% de la leche dominicana.
De acuerdo a la Cepal, cerca del 70% de la leche nacional resulta “inviable” para su procesamiento industrial, siendo uno de los factores que fomenta la importación, ya que los productores de lácteos deben recurrir a otros mercados para cubrir el déficit productivo y satisfacer su demanda.
“Los 532 queseros de República Dominicana compramos el 75 por ciento de la leche a los ganaderos nacionales y los grandes industriales, de un 25 por ciento, han bajado a un 18 por ciento”, sostiene Oleaga. “Eso significa que a nosotros el Gobierno es a quienes está mirando y es la disposición del Presidente, apoyar a las pequeñas y medianas empresas dominicanas de quesos”, puntualiza.
Dificultades de los pequeños procesadores de lácteos
Los procesadores pequeños de lácteos enfrentan dificultades en la obtención de registros sanitarios. Según expresaron algunos, el proceso puede durar hasta cuatro años y es relativamente caro, ya que también deben considerarse los desplazamientos hasta Santo Domingo para la tramitología, revela un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
A las dificultades de obtención de registros, añade los reclamos por mayor asistencia técnica por parte del Ministerio de Salud Pública y de ProConsumidor para capacitar a los transformadores artesanales en buenas prácticas de manufactura, calidad e inocuidad.
A los pequeños procesadores se les ha hecho difícil cumplir con una correcta estandarización del producto terminado, con el debido respeto a las fechas de vencimiento y autenticidad del etiquetado, señala el estudio.
También, la falta de acceso a créditos a tasas competitivas, lo que limita las posibilidades de escalar.
No obstante, sostiene que durante los últimos años el país ha avanzado “fuertemente” en la generación de normas para el sector lácteo, citando el Decreto de Reglamento número 52, emitido el 4 de febrero de 2008, que regula el proceso de producción, manejo, empaque y transporte de alimentos de origen agropecuario en el país; protege la salud humana y de los animales y garantiza una obtención inocua de los productos comestibles destinados al mercado nacional e internacional, entre otras.