[dropcap]S[/dropcap]í, fue un gran susto. Y qué bueno que no pasó de ahí. Los 120 pasajeros que el viernes pasado vieron cómo explotó uno de los motores de la aeronave de Pawa Dominicana, en la ruta San Juan-Santo Domingo, pasaron el gran susto de su vida. Y no es para menos. Un avión no se puede reparar en el aire.
¿Cómo se puede interpretar este incidente? La respuesta es simple: le puede pasar a cualquiera. Habrá que ver no sólo la edad del avión y del motor, sino el rigor que implementan los ejecutivos y equipo técnico de esta aerolínea en cuanto al mantenimiento.
República Dominicana merece una aerolínea bandera nacional, pero que no se vea afectada por episodios que pueden perjudicar su imagen. La confianza es vital para encaramarse en un avión.
Las investigaciones dirán qué sucedió. El informe debería ser dado a conocer lo antes posible, a fin de tomar las previsiones de lugar. ¿Qué rigor siguen las autoridades dominicanas? No se puede esperar a que suceda lo de LAMIA, en Colombia.