[dropcap]A[/dropcap]nte el sorprendente triunfo de Donald Trump en las votaciones de Estados Unidos celebradas la semana pasada, se ha desatado una serie de interrogantes respecto a las posiciones externadas por el Trump candidato, y cómo dichas posiciones serán implementadas una vez tome juramento como Presidente.
Aunque la retórica de la campaña en contra de la inmigración ha sido uno de los aspectos más comentados, su perspectiva respecto a los tratados de libre comercio podría tener un mayor impacto inmediato en República Dominicana.
El Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (DR-Cafta) ha redundado en importantes beneficios para nuestro país. Desde la óptica de los exportadores, la posibilidad de enviar una gran cantidad de productos a EE.UU. libre de arancel es un importante incentivo para la producción.
Por otra parte, el desmonte de los aranceles en República Dominicana respecto a los productos importados desde EE.UU. ha producido muchos beneficios para los consumidores, así como aquellos productores nacionales que utilizan insumos de origen estadounidense.
A pesar de que algunos fabricantes dominicanos opinan que el desmonte arancelario ha tenido un efecto negativo en la producción local, no es menos cierto que los efectos positivos han sido mayores que las consecuencias que se pudieran considerar como perjudiciales.
Por igual, el DR-Cafta contiene disposiciones de protección a las inversiones de estadounidenses en el territorio nacional. Estas protecciones incluyen la obligación de tratar a los inversionistas estadounidenses igual que a cualquier dominicano y concederles cualquier beneficio que se les pudiera conceder a otros inversionistas internacionales, el deber de compensar a los inversionistas estadounidenses en caso de expropiación, y otras normas de incentivos a la inversión. Estas reglas han ayudado a aumentar el flujo de inversiones a República Dominicana.
El presidente electo Trump ha manifestado su rechazo al tratado de libre comercio con las naciones del Pacífico, pendiente de ratificación en el Congreso estadounidense. Por igual, ha sido muy claro en el sentido de que entiende que los tratados de libre comercio han sido dañinos para la economía estadounidense, y tiene la intención de renegociar el tratado de libre comercio con México y Canadá (Nafta).
No obstante lo anterior, debido al efecto positivo multilateral y el tamaño relativamente pequeño de las economías latinoamericanas del DR-Cafta, entendemos que debe sentirse cierto optimismo de que no habrá un repudio del mismo. Ante la realidad de que el DR-Cafta es un tratado de libre comercio que ha beneficiado a las economías de todas las partes, deberá imperar la razón y el mismo se mantendrá en vigencia.