El Banco Mundial sugirió al Gobierno dominicano realizar una reforma profunda de los impuestos y subsidios que se aplican en República Dominicana, como forma de avanzar en la lucha contra la pobreza extrema y la desigualdad social y económica.
En el estudio “Política fiscal y redistribución en la República Dominicana”, presentado el jueves en Santo Domingo, el BM plantea una serie de prioridades para cerrar la brecha de equidad.
Entre ellas, propone reformar el sistema de impuestos indirectos, concentrándose en las exenciones del Impuesto de Transferencias de Bienes Industriales y Servicios (ITBIS), el IVA principal de la República Dominicana, que benefician mayormente a las clases media y alta y que suponen el 3% del PIB del 2013.
También reformar los subsidios a la electricidad y programas como Bono Luz y Bonagas Hogar –poniendo atención a los que benefician a los más pobres, y aumentar a los subsidios que benefician a los pobres tales como Comer es primero, Incentivo a la asistencia escolar y a los servicios de salud, evitando crear nuevos.
Asimismo, plantea la necesidad de continuar la ejecución de las recomendaciones del Pacto por la Educación para mejorar la calidad.
“Uno de los principales retos para la República Dominicana es ampliar el espacio fiscal, manteniendo la progresividad del sistema. En este contexto, el próximo Pacto Fiscal ofrece una oportunidad única para abordar reformas que fortalezcan la sostenibilidad fiscal y alcancen mejores resultados de equidad y reducción de la pobreza,” dijo Alessandro Legrottaglie, representante del Banco Mundial en el país.
Un aspecto que señala el informe es que “los resultados confirman que alrededor del 81 por ciento del total del gasto para los subsidios eléctricos explícitos en 2013 benefició a individuos no pobres, resultados similares con los estimados previos de Actis (2012). Sin embargo, los subsidios eléctricos indirectos representaron aproximadamente 2.5 por ciento del ingreso de mercado de los que ganaban menos de US$4 por día. Todo esfuerzo por reducir las pérdidas comerciales en el sector eléctrico debería incluir un aumento en los subsidios explícitos (esto es, Bono Luz) u otros mecanismos diseñados para proteger a los pobres del impacto regresivo de frenar los subsidios implícitos”.
Por otra parte, indica que el incremento del gasto en educación observado entre 2011 y 2013 parece haber sido progresivo, y detalla que el aumento creciente en el gasto de educación, de un 1.9 por ciento del PIB en 2011 a 3.8 por ciento del PIB en 2013, redujo el coeficiente de Gini en 1.1 puntos sobre el escenario contra factual. “El coeficiente de Gini bajó unos 5.6 puntos durante el período, mientras que hubiese bajado un estimado de 4.5 puntos si el gasto en educación hubiera permanecido en el mismo nivel que en el 2011”.
Asimismo, indica que la distribución de gastos en salud fue más progresiva que para la educación, pero los recursos limitados mitigaron su impacto redistributivo. Tanto el seguro de salud subsidiado como otros programas no contributivos (ej. cuidado hospitalario y ambulatorio) son profundamente progresivos, y los montos asignados bajo los programas no contributivos fueron seis veces más que los asignados vía subsidios. En cambio, el 60 por ciento del gasto para la atención subvencionada prestada a través del Programa de Medicamentos Esenciales (Promese) llega a beneficiarios no pobres.
A pesar de un notable progreso en años recientes, el gobierno enfrenta importantes desafíos para aumentar la cobertura del seguro de salud. Según la encuesta Endesa del 2013, el seguro de salud subsidiado cubrió a menos de 25 por ciento de los dos quintiles más pobres, y los programas no contributivos alcanzaron a menos del 21 por ciento (CESDEM, 2014). Los gastos directos realizados por parte del asegurado en atención médica y costos afines también continúan representando una carga significativa para los hogares pobres.