[dropcap]E[/dropcap]n sentido general, siempre debes ahorrar antes de invertir. La razón es sencilla, al menos que heredes una fortuna, son precisamente tus ahorros los que usarás para realizar inversiones diversas. Si necesitas efectivo en “tiempos de vacas flacas”, pues es muy probable que tengas que vender tus inversiones en el momento menos indicado.
Existen básicamente dos criterios de ahorro que debes incorporar en el día a día de tu vida. Como norma general, es muy recomendable que cuentes con suficientes ahorros para cubrir por lo menos 6 meses de gastos personales, gastos fijos, deuda, alimentación, ropa, seguros, hipotecas, entre otros.
Debes incorporar una estrategia de ahorro para cualquier objetivo específico en tu vida que desees cumplir en un tiempo inferior a 5 años. Si ya cuentas con suficientes ahorros para cubrir todo lo mencionado anteriormente, puedes comenzar a invertir en activos menos líquidos a largo plazo.
Algunos productos financieros ideales para tu fase de ahorro, son cuentas a la vista, certificados de depósitos y fondos de inversión abiertos.
La inversión es el proceso de usar tu dinero o capital para comprar un activo, que genere buena rentabilidad, con el nivel de riesgo correspondiente a tu perfil de inversionista. Generalmente, las inversiones a largo plazo generan mayores ganancias, pero al mismo tiempo suelen ser más volátiles (dependiendo del producto financiero en cuestión).
No es recomendable ahorrar en efectivo a largo plazo, ya que la inflación conlleva a que pierdas poder adquisitivo, mientras que otros instrumentos de inversión, tales como acciones, metales preciosos (oro), viviendas y fondos de inversión inmobiliarios, no suelen devaluarse a un ritmo tan acelerado como activos más líquidos.