[dropcap]L[/dropcap]o que está a la vista no necesita espejuelos. Hipólito Mejía y Danilo Medina se llevan muy bien. Es más, podría afirmarse que no parecen rivales políticos y que su cercanía, al parecer, es muchísimo más estrecha de lo que aparenta.
Las visitas públicas, entre uno y el otro, no se pueden contar con los dedos de las manos. Si ha habido visitas privadas habrá que ponerlas en la contabilidad de esta relación.
No sé si llegan a la categoría de “cachanchán”, pero ambos han coincidido hasta en visitas “cuasi sorpresa”, en el Palacio Nacional, encuentros con productores y en reuniones familiares. Todo marcha muy bien entre ambos líderes políticos. ¡Qué bueno que sea así!
Como prueba de la gran amistad y consideración, a principios de 2014 Mejía aseguró que el país agradecerá al presidente Danilo Medina su apoyo al campo. Incluso, dijo que las visitas sorpresa llevan un mensaje de tranquilidad y de esperanza que revelan que hay una preocupación e identificación verdadera con el hombre del campo.
En su declaración de apoyo al Jefe de Estado, Mejía lo exhortó a continuar trabajando en favor del campo dominicano y “cumpliendo como se ha estado cumpliendo” con la honradez y la dedicación que la sociedad exige.
Sin embargo, cuando Mejía dio estas declaraciones el Presidente todavía tenía “embobada” a la población por su forma cercana de tratar a la gente, lo cual le dio resultados electorales excelentes este año.
Con todo y ser buenísimos amigos, ahora el expresidente Mejía le envía una carta en la que le pide a Medina que le ponga más atención al campo, que estamos importando demasiado y que el Gobierno está en la obligación de apoyar la investigación agropecuaria.
¿Qué quiere decir esto? No sé qué decir. No sé si hubo un cambio de estrategia o Mejía está preparando el escenario para lo que está por verse. No sé si comenzó a tiempo y, desde ya, allana el camino para hacer una oposición más directa (él como político) y no como parte del principal partido de oposición.