[dropcap]E[/dropcap]n diferentes escenarios se escucha hablar de deuda social. El término se utiliza indistintamente para hacer referencia a aspectos relacionados con la calidad de vida de la gente, sus necesidades pendientes y/o asuntos por resolver que han esperado años por atención.
Hay cientos de ejemplos de cómo identificar en qué sectores y aspectos de la vida cotidiana hay deuda social.
Cuando se habla de deuda es porque, de por medio, hay un compromiso de pagar. Entonces, ¿cómo pagar la deuda social que tiene Estado con los dominicanos? Muchos creerán que el saldo sería con dinero y nada más. Pero no es así. El dinero, posiblemente, sea la parte menos importante.
El dinero que se necesita para pagar la deuda social sólo sería un medio, mas no un fin.
Durante mucho tiempo ha habido un cúmulo de compromisos, y no necesariamente de índole financiero con la sociedad, que requieren algo más que recursos económicos para cumplir a cabalidad. Un régimen de consecuencias que funcione realmente, sin distinción, es, posiblemente, una de las aspiraciones de mucha gente.
Sin embargo, pedir que haya un sistema que funcione correctamente no será posible sin un ingrediente esencial para lograr el desarrollo pleno, ese desarrollo inclusivo que evita, por ejemplo, que haya inseguridad y que todos los dominicanos tengan acceso a los servicios básicos: responsabilidad.