El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) propuso este jueves al ex primer ministro portugués António Guterres para desempeñar la Secretaría General de la organización.
Con un cerrado aplauso y una decisión adoptada por aclamación, el Consejo de Seguridad convirtió a Guterres en el virtual secretario general de la ONU a partir de enero próximo.
Guterres, que durante diez años estuvo al frente del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), fue elegido en una reunión del consejo convocada para “recomendar” la persona que estará próximamente al frente de la ONU.
Es el único aspirante que recomienda el consejo, por lo que será muy difícil que la Asamblea General, cuando se reúna para ratificar esa designación, eche para atrás un nombramiento que ha consumido muchas reuniones en la ONU desde cerca de un año.
“Era el mejor candidato disponible”, afirmó el embajador ruso ante la ONU, Vitaly Churkin, cuyo país preside este mes el Consejo de Seguridad, al dar cuenta de la votación formal que minutos antes se había adoptado en ese órgano de Naciones Unidas.
Aunque la sesión fue a puerta cerrada, algunos de los integrantes grabaron el momento con sus teléfonos móviles y distribuyeron imágenes en las que los quince miembros del consejo se unen en un aplauso unánime de varios segundos tras designar a Guterres.
La decisión, dijo Churkin al leer la resolución sobre ese nombramiento, fue adoptada “por aclamación”, y fue “una señal de unidad” en el consejo destacada por el veterano embajador ruso, poco propenso a hacerse eco de estos gestos.
“Es muy importante lo que mostró hoy el consejo”, insistió Churkin.
Guterres se convierte en la figura elegida después de seis votaciones secretas que llevó a cabo el consejo desde el 21 de julio pasado para definir quién dirigirá la ONU entre los trece candidatos que se presentaron, aunque tres de ellos terminaron por retirarse.
Todas esas votaciones, calificadas como “tanteos” por fuentes diplomáticas, fueron ganadas por Guterres, por lo que este miércoles, después de la última, el mismo Churkin dijo que se había convertido en el “claro favorito” y hoy se haría la votación formal.
Al final no salió un representante de Europa Oriental, para cumplir con la norma no escrita sobre la rotación regional que ha venido observando la ONU para este puesto, y tampoco una mujer, como estaban pidiendo muchos países miembros de la organización.
“Había un acuerdo general del consejo acerca de que lo más importante era tener el mejor candidato disponible, y el mejor candidato disponible resultó ser António Guterres”, afirmó el diplomático ruso.
En la carrera se habían presentado, entre otros, la ministra argentina de Relaciones Exteriores, Susana Malcorra, y la costarricense Christiana Figueres, que defendió el papel de la ONU en las negociaciones sobre el cambio climático.
Churkin recordó que la mitad de los candidatos que se habían presentado eran mujeres, y destacó que la designación del portugués se llevó a cabo en un “proceso justo”.
El diplomático destacó las “excelentes credenciales” que tiene Guterres en el sistema de la ONU y el papel que desempeñó al frente de ACNUR, un puesto que le “permitió viajar por todo el mundo” y ser testigo de “espantosas situaciones”.
“Creo que fue una gran elección”, insistió.
Tras la decisión de este jueves, el presidente del consejo ya se reunió con el de la Asamblea General, Peter Thomson, para entregarle formalmente esa “recomendación”, y Thomson tendrá que fijar una sesión de la Asamblea para ratificar la designación.
Se necesitan dos tercios de los votos en la Asamblea, pero teniendo en cuenta que la decisión fue adoptada por aclamación en el Consejo de Seguridad, no se espera que Guterres encuentre tropiezos para asumir en enero próximo el máximo cargo de la ONU.
La decisión del consejo pilló al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en un viaje oficial a Italia, pero su oficina de prensa dijo que, al enterarse, llamó a Guterres para felicitarle.
“Es una magnífica elección”, dijo Ban, que completará en diciembre dos mandatos de cinco años en total al frente de la ONU.
Con una dilatada trayectoria política y un perfil humanista, Guterres ha llegado a la cima de la diplomacia. Conocido por su capacidad de mediación, inteligencia y entrega al trabajo y a causas solidarias, su proyecto pasa por “renovar” la institución para que hable “más alto y más claro” y garantizar así que se escuche su voz y también que se respete, tal y como explicaba él mismo en una reciente entrevista con Efe.
“En algunas materias la ONU hizo oír su voz, como con el cambio climático, pero en otras, sobre todo relacionadas con paz y seguridad y en ciertos aspectos con derechos humanos, creo que es preciso hablar más alto y más claro para tener más capacidad de movilizar a la comunidad internacional”, afirmaba.
Aunque muchos socialistas lusos le querían como candidato en las últimas elecciones presidenciales, las aspiraciones políticas de Guterres iban mucho más allá de las fronteras de su país.
Ingeniero electrónico de profesión, António Manuel de Oliveira Guterres (Lisboa, 1949) nació en el seno de una familia campesina acomodada.
Reputado como un alumno brillante, su primer contacto con la política fue en las Juventudes Universitarias Católicas, aunque tras la Revolución de los Claveles, que el 25 de abril de 1974 acabó con la dictadura salazarista e instauró la democracia en Portugal, se unió a las Juventudes Socialistas.
Inició su carrera política de la mano del “patriarca” socialista Mário Soares y llegó a la secretaría general del partido en 1992, tres años antes de vencer las elecciones y ser nombrado jefe del Gobierno luso.
Desde ese puesto, Guterres consiguió lo que hasta ahora nadie más ha logrado en cuatro décadas de democracia en Portugal: acabar una legislatura sin el apoyo mayoritario de la Asamblea de la República.
Incluso cuando gobernaba su país, no lograba esconder su inclinación hacia la política exterior y fue bajo su mandato cuando Portugal dio por finalizado el proceso de descolonización con la devolución de Macao a China.
Otro de sus grandes éxitos diplomáticos fue su papel en la resolución de la cuestión de la independencia de Timor Oriental, antigua colonia portuguesa que se convirtió en un Estado independiente en 1999.
Además de socialista, Guterres es católico practicante y “militante social”, como le definen algunos de sus amigos más cercanos. Y como tal, decidió no implicarse en la campaña del referéndum sobre la despenalización del aborto en 1998, al entender que la ley iba en contra de sus principios morales y religiosos.
Aunque en 1999 fue reelegido, el batacazo de los socialistas en las elecciones municipales de 2001 y los casos de corrupción que afectaban a su partido le llevaron a abandonar rápidamente el cargo y a avanzar en su carrera internacional.
El despegue de sus aspiraciones exteriores podría haber llegado a finales de los 90, cuando estuvo cerca de presidir la Comisión Europea, pero la enfermedad que sufría su mujer Luísa Melo, que acabó falleciendo en 1998, le llevó a posponer sus planes internacionales.
Con dos hijos y casado en segundas nupcias con Catarina Vaz Pinto, entre 1999 y 2005 fue presidente de la Internacional Socialista y en 2003 estrenó su asociación a un organismo internacional al convertirse en consultor de la ONU para política social ante el Gobierno de Brasil.
El gran salto llegó dos años después, en 2005, cuando fue nombrado Alto Comisario de la ONU para los Refugiados, puesto que ocupó hasta 2015 y desde el que tuvo que afrontar la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial.
Guterres tuvo que hacer frente al recrudecimiento de conflictos como el de Siria, a la presión de los flujos migratorios en Europa e incluso a la relación que algunos establecieron entre los refugiados y el terrorismo, pero esa difícil tarea le permitió ganar prestigio y contactos a nivel internacional.
Su labor con ACNUR le permitió incluso ser candidato en 2014 y 2015 al Premio Príncipe y Princesa de Asturias de Cooperación.