Wall Street brindó por el acuerdo alcanzado por los países de la OPEP en Argel para congelar la producción de crudo.
La sobreoferta de petróleo preocupa a los países exportadores que sufren continuas caídas de los precios del “oro negro”.
Wall Street, más allá de estar preocupado por la “gasolina” económica que el petróleo representa para EE.UU., a menudo se deja guiar por el rumbo que marca el barril de Texas, a falta de otro timón por el que dejarse manejar.
El acuerdo significa un primer paso para proteger cierta dignidad de precios y por eso fue aplaudido por los inversores.
El barril de Texas, de referencia en Estados Unidos, se disparó un 5.32% y terminó en Nueva York en 47.05 dólares, mientras que el crudo Brent, de referencia en Europa y otros mercados, subió en Londres un 5.91% hasta 48.69 dólares.
Pese al mal dato a la media sesión, en el cierre de la bolsa neoyorquina el Dow Jones de Industriales, su principal indicador, subió un 0.61 %, la misma tendencia que experimentaron tanto el selectivo S&P 500 como el índice compuesto del mercado Nasdaq.
Detrás del buen fin de sesión también estuvo la digestión sencilla por los operadores de la comparecencia ante el Congreso de EE.UU. de la presidenta de la Reserva Federal (Fed), Janet Yellen.
Yellen dijo que no “hay un calendario fijo” para un nuevo aumento en un cuarto de punto de los tipos de interés, que llegarían en un momento en el que el mercado laboral se está fortaleciendo, el producto interior bruto (PIB) sigue al alza, pero no repuntan la inversión de capital, la productividad ni la inflación.
La presidenta de la Fed aprovechó para defenderse de las acusaciones del candidato republicano Donald Trump de que es demasiado “política” en sus decisiones con el fin de beneficiar a Hillary Clinton, la rival demócrata y la favorita de los mercados.
El “status quo” de la economía estadounidense ya lo “presiden” dos mujeres y el mercado les abre la puerta encantado, no se vayan a tropezar con el escalón, consideran analistas consultados.