[dropcap]P[/dropcap]ese a que es un deporte que aún no está consolidado en la mentalidad social como tal, el Ultimate o Frisbee tiene una gran reputación a nivel internacional y se practica localmente tan intenso como cualquier otro.
Con más de un siglo de historia, “lanzar platillos” era visto como un simple juego en las universidades de los Estados Unidos y desde la década de los 60 empezó a llamarse Ultimate, por el hecho de que poseía características deportivas similares al fútbol americano y al rugby, pero sin contacto entre sus jugadores.
Hasta la fecha, el nivel de competitividad del Ultimate o Frisbee ha crecido y es reconocido oficialmente como un deporte olímpico por el Comité Olímpico Internacional (COI) aunque no tenga participación en ninguna categoría.
Según Rafael Piña, presidente de la Asociación de Ultimate del Distrito Nacional (AUDN), el país aún no cuenta con una federación establecida, pero los intentos por consolidarla se han convertido en una responsabilidad que recaen en los hombros de la única sociedad dominicana que el mismo dirige.
Añade que “la AUDN agrupa a más de 200 jugadores de todo el país (hombres y mujeres), repartidos en un total de diez equipos aproximadamente”. En cuanto al juego, Piña destaca que se trata de un deporte que consta de dos equipos, cada uno de siete jugadores.
Se juega sobre un campo rectangular que mide 100 metros de largo y 37 metros de ancho. El terreno cuenta con dos zonas de puntuación en las que se anotan los goles pasando un plato que pesa 175 gramos de jugador a jugador sin correr.
“Puede parecer un juego simple, pero hay que correr mucho de lado a lado durante 90 minutos para anotar los 15 goles ganadores y se hacen jugadas espectaculares porque la gente parece volar para tratar de tumbar o robar el plato. A diferencia de otros deportes, el frisbee no tiene árbitro, es decir, los jugadores anuncian sus propias faltas e infracciones”, dice piña.
Según cuenta Piña, el ultimate llega a República Dominicana a mediados de 1980 de la mano de un grupo de jugadores que conocieron el deporte en Estados Unidos y lo practicaban en el país de manera informal.
Años más tarde ese mismo grupo le dio un gran empuje por haber desarrollado competiciones simples, al punto de crear una comunidad que seguía de cerca los partidos. Ya para el año 2000 otros grupos habían sido influenciados por este deporte.
No fue hasta el 2008 cuando el deporte empezó a tomar fuerza con la participación del primer grupo dominicano en el Mundial de Ultimate celebrado en Vancouver, Canadá. “Yo pertenecí a ese equipo y logramos ganarles a países como México y Holanda en tres juegos de 10”, indica Piña.
Agrega que “a partir de esto, el grupo llegó con una idea más acabada sobre qué es el ultimate de alta competición y se creó la AUDN en 2014 para impulsar este deporte. También surgieron una cantidad de equipos solo encabezados por hombres hasta que luego se incorporaron mujeres”.
Los platos
Existen varias marcas que fabrican discos con las características físicas del disco de competición, como es la compañía Disccraft.
Su costo oscila entre US$6 y US$11 y localmente la AUND los vende a RD$400. Están hechos de polipropileno (termoplástico) y tienen una forma redonda similar a los platos y por lo regular miden 25 centímetros de diámetro.
Beneficios de jugar ultimate
De acuerdo a Ginette Díaz, miembro del equipo femenino Pantera Rosa, además de que el deporte aporta una mejor condición física, también enseña a respetar a los demás, ya que el hecho de no tener árbitro durante el partido, el jugador debe aceptar todas sus derrotas y aprender a manejarse en situaciones de conflicto.
“Es a esto a lo que le llaman espíritu de juego, en donde el compañero no se molesta porque le corrijan o que otro le eche la culpa al equipo contrario sin que se lo merezca”, indica la jugadora.
Los equipos de ultimate
Los principales equipos masculinos que practican este deporte son Bushido, Cimarrón, Flying Monkeys, Relámpagos, mientras que los grupos femeninos son: Pantera Rosa, Centellas, Rebulú y Salta Cocote.
Los lugares donde se practican son Cabarete, Sosua, San Juan de la Maguana, San Pedro de Macorís, Moca, La Vega, Constanza, Mao, Salcedo, Gaspar Hernández, Pimentel, Cabrera, Jamao, entre otros.
El costo anual de la membresía de la AUDN es de RD$6,000 por cada equipo compuesto de al menos diez jugadores, esto incluye la participación en eventos de la World Flying Dics Federation.