Wall Street respiró este viernes para coger fuerzas.
Cierre mixto con un nuevo récord histórico del índice Nasdaq deslucido por llegar tras un jueves de vértigo en el que batieron tres récords los tres principales índices del parqué neoyorquino.
Es decir, un día bueno que pareció malo porque el Dow Jones y el selectivo S&P 500 terminaron en negativo tras un dato mediocre sobre las ventas minoristas y un descenso del índice de precios al productor.
Con esos datos en mente, los operadores en el parqué neoyorquino apostaron por las ventas desde el arranque de la jornada, aunque en la recta final el Nasdaq remontó las pérdidas y cerró con su segundo récord consecutivo.
Además, el Departamento de Comercio publicó que las ventas al por menor se mantuvieron estables en julio, pese a que los analistas esperaban un ascenso del 0.4%, después de tres meses consecutivos de crecimiento, y en el último año acumulan un aumento del 2.3%.
Por su parte, el Departamento de Trabajo reveló que el índice de precios al productor (IPP) cayó un 0.4% en julio y registró así su mayor descenso desde septiembre pasado, pese a que los expertos esperaban que se mantuviera estable.
Un cóctel de desventuras que no ensombrecieron del todo otras verdades halagüeñas como los buenos datos del sector minorista conocidos esta semana y que han dado grandes beneficios a los almacenes Macy’s o a la distribuidora textil Nordstrom, por poner dos ejemplos.
Igualmente, permanece lejana la opción de que la Reserva Federal suba pronto los tipos de interés, el peor escenario de los inversores en Wall Street, acostumbrados al dinero fácil.
Y como lazo del paquete, claro, el petróleo, que volvió a subir este viernes y se situó cercano a los 45 dólares el barril de Texas, el de referencia en EE.UU.
Los analistas prevén que todavía queda espacio para nuevas ganancias y récords. Solo las próximas semanas, sin datos de resultados de empresas, resolverán la X de la predicción.