[dropcap]S[/dropcap]i usted forma parte del segmento poblacional que ha tenido la oportunidad de vacacionar en un crucero, ya sea por el Caribe, Europa o cualquier otra parte del mundo, habrá notado que el personal de servicio en esas grandes y lujosas embarcaciones es en general joven (entre 18 y 40 años).
Pero también habrá de notar que la mayoría de empleados son de países subdesarrollados, donde las oportunidades de trabajo y los niveles salariales son muy limitados.
En los cruceros es normal ver a empleados de diversos países -la semana pasada tuve la oportunidad de vacacionar en uno donde los más de 800 empleados eran de 70 nacionalidades-.
El caso es que trabajar en un crucero no es nada fácil, y cuando decimos nada fácil es en dos sentidos: uno de ellos porque se torna difícil conseguir la “oportunidad” de un empleo en una de esas embarcaciones de reconocidas marcas. La otra es porque trabajar en un crucero implica dedicar largas jornadas de intensa labor y limitados salarios.
Entonces, para el empleado es difícil entrar y también es difícil estar.
Las empresas de cruceros les cobran a los vacacionistas un paquete que incluye las propinas para los empleados. Pero ocurre que es, precisamente, con esas propinas que esas compañías les pagan sus salarios a los empleados, quienes laboral en jornadas de entre 14 y 16 horas diarias, siete días corridos de la semana, con espacios muy limitados para descanso que tienden a dedicarlos a dormir.
Luego de varios viajes en los cruceros por temporadas que pueden extenderse entre seis y nueve meses, el empleado tiene la oportunidad de visitar a su familia y hacer algo con el dinero ganado, que si bien es muy bajo en comparación con lo que se paga en los países por donde pasa el crucero, se torna alto para la nación de origen del trabajador y además tiene la ventaja de que durante las largas jornadas de trabajo se ahorraron costos de alimentación, transporte y alojamiento, por lo que el pago rinde más.
Pero lo malo no es solo el hecho de trabajar largas jornadas corridas y sin descanso y de que deben atender con espero y agrado a los huéspedes, sino que además, su salario, como hemos dicho antes, depende del aporte que los vacacionistas hacen para las propinas, por lo que si la ocupación es baja, así bajará el sueldo no fijo del empleado.
Además, los derechos laborales no existen, ya que los empleados laboran por contratos temporales, que no comprometen a la empresa de cruceros, porque se acogen a los beneficios y exenciones que implica el trabajo en alta mar, en donde no se ajustan a las condiciones legales de trabajo de ningún país, toda vez que no están en naciones fijas, además de que los empleados son de distintas nacionalidades, por lo que no hay normativa específica de derecho laboral a la cual someterse.
Esto ocurre mediante lo que se ha denominado BDC (banderas de conveniencia) a la que se acogen determinadas empresas propietarias de embarcaciones, mediante su matriculación en países diferentes a los de su origen.
Entonces, de esa forma las empresas de cruceros pueden abaratar costos, evitar el pago de impuestos y librarse de demandas laborales.
Para los trabajadores marítimos existe como mecanismo de defensa de sus derechos la llamada ITF (Federación Internacional de Trabajadores del Transporte), que agrupa a más de 800 organizaciones sindicales marítimas.
Esta entidad considera que las BDC sirven para evitar la normativa laboral del país de propiedad de los buques y son un medio para el pago de bajos salarios en jornadas largas de condiciones laborales inseguras.
Sin embargo, los empleados de cruceros rara vez recurren a la sindicalización, pues se arriesgan a perder la oportunidad de un empleo, que aunque no es de los mejores, al menos supera lo que pudieran conseguir en su país de origen.
Pero, si trabajar en un crucero es de tanta explotación, ¿por qué aceptan el empleo? Buena pregunta. La respuesta también lo es: se trata de personas que provienen de países donde no hay mucha oportunidad de empleos, donde los niveles salariales son bajos y, además, está el hecho de que si usted no quiere ese empleo, hay detrás cientos o miles esperando su salida para ocupar ellos el puesto y tal vez aceptando menos paga.