[dropcap]E[/dropcap]l empresario Celso Marranzini, reconocido por su verticalidad respecto a los cambios que deben implementarse en el sector eléctrico, pasó por la vicepresidencia ejecutiva de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) consciente de que la responsabilidad era mayúscula. Estuvo tres años en el cargo (18-8-2009/18-08-2012).
Chocó con muchos intereses, incluyendo con los de amigos cercanos, pero sabía que su obligación era actuar con responsabilidad. Y lo hizo. Ha recibido críticas a favor y en contra. Todas las coloca en su justo lugar. Lideró una de las campañas más emblemáticas contra el robo de energía, que incluyó pantomimas alegóricas frente a los inculpados por fraude al sector.
Llegó por petición del entonces presidente Leonel Fernández. Ahora más que nunca enfatiza la urgente necesidad de que las empresas distribuidoras de electricidad (EDE) sean transformadas en una sola.
A su entender, es inconcebible que un país pequeño tenga tres monstruos así con siete cabezas cada uno, sin que se logren resultados satisfactorios. Durante su gestión fusionó los consejos.
El plan se dirigía a lograr una sola distribuidora. “Hay muchos amigos que dicen saber y entender el sector eléctrico. A algunos les digo que no saben nada, pues para conocerlo es necesario estar tres años al frente como lo hice yo”, expresó en una conversación con elDinero.
Marranzini está convencido de que el esquema actual ha demostrado que no funciona, por lo que debe ser modificado. Afirma que debe haber un control único sobre las distribuidoras de electricidad.
“Yo no creo en tres distribuidoras de electricidad. Este es un país demasiado pequeño para tres distribuidoras. Aquí sólo debe haber una sola distribuidora. Nosotros, cuando lideramos el sector, caminamos mucho hacia ese esquema”, sostuvo.
Cree en una sola empresa no sólo por la economía que representaría para el Estado, sino porque eso le da sentido de coherencia. De paso, señala, hay que eliminar los siete consejos que hay en las distribuidoras y las demás, que no es más que un pulpo de muchas cabezas. Considera que eso parece la Torre de Babel. Recuerda que el Fondo Patrimonial de las Empresas Reformadas (Fonper) es dueño de una parte de las distribuidoras (49%) y la CDEEE del 50% y el 1% de exempleados.
Reconoció que César Sánchez, inteligentemente, se concentró más en las distribuidoras, que es donde hay que concentrarse. En ese entonces Edenorte y Edesur eran una sola distribuidora, pero que Rhadamés Segura fue quien (sarcasmo) genialmente las dividió, lo cual consideró un error tremendo.
“Creo que la CDEEE debe mantenerse. Ya se terminó el contrato con San Felipe. Está aún Cogentrix que ahora es la Compañía Eléctrica de San Pedro de Macorís (CESPM). Lo otro es que la CDEEE representa al Estado en las distribuidoras. Yo propondría un solo consejo y que todo se centralice. Cuando era presidente del Consejo de Administración a finales de los 90 trabajábamos gratis, apenas una dieta era que se entregaba, y era para todo el sector”, indicó.
Para Marranzini, la Unidad de Electrificación Rural y Suburbana (UERS) es una entidad que bajo el esquema actual ya no tiene razón de ser. Sostiene que lo único que hace es aposentar una nómina abultada e innecesaria, como si fuera una CDEEE paralela, cuando lo que debería, con no más de 20 personas, es dedicarse a realizar estudios de factibilidad sobre proyectos, recomendarlos a las distribuidoras y los que no sean rentables hacer que el gobierno se encargue de ellos.
“A mi amiga Thelma Eusebio, la directora, no le va a gustar. Sé que Rubén Bichara ha tenido sus inconvenientes porque esa entidad es una CDEEE paralela”, afirmó el empresario, quien también fue presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep).
Acuerdos de Madrid
Respecto a la posición que debe asumirse frente al vencimiento de los Acuerdos de Madrid, el empresario entiende que el Estado debió renegociar hace tiempo los contratos y no esperar a que se vencieran. Por supuesto, dice, el Estado podría estar pensando en dejarlos que se vayan al spot.
“Esa sería una posición ahora interesante porque los precios están bajos y le costaría baratísimo, mientras que en lo adelante, si se hace un contrato, lo que debe hacerse es un PPA (Power Purchase Agreement, siglas en inglés)”, entiende.
Marranzini también recuerda que siempre ha dicho que el negocio del generador es que le paguen tarde, pues no es un secreto que ellos hacen un negocio financiero tremendo cuando no le pagan a tiempo.
Recuerda que en el spot se llegó a pagar tasas de interés de hasta un 32%. “Mientras no te afecte tu caja o liquidez el atraso es un negocio, pues el Gobierno nunca va a dejar de pagar.
El Gobierno paga tarde, pero paga. Aquí nunca ha quebrado un generador. Si no tiene flujo de efectivo lo único que hace el generador es apagar la planta”, dijo.
Dos preguntas a Celso Marranzini
¿Por qué aceptó usted el reto de ir a la CDEEE?
Mira, muy sencillo. El 12 ó 13 de agosto me manda a llamar Leonel Fernández. Yo estaba entrando al programa de Soraya Castillo. Tomé el teléfono y la asistente me dice que el Presidente me quiere ver a las 9:30 de la noche. Yo estaba tan seguro de lo que me pediría que vine del programa, reuní a dos de mis hijos y a dos de mis directores de más confianza y les dije: yo no vuelvo el lunes. Cuando fui a la casa le dije a mi esposa que hablaría con el Presidente y sé lo que me diría, y que le diría que sí. Óyeme, si hemos dicho toda la vida que este es el problema y te dan la oportunidad de ser parte de la solución, si dices que no entonces debes callarte el resto de tu vida. Mucha gente pensó que eso era una forma del Presidente ponerme a resolver algo de lo que tanto hablamos. Jamás he pensado eso. Una de las cosas que Fernández me dijo en ese momento fue: usted conoce el sector eléctrico. Yo le dije que no conocía el sector eléctrico, pues ser presidente de un consejo y ser el ejecutivo son dos cosas diferentes. Yo entré con tres personas a la CDEEE, a quienes llamé Los Tres Mosqueteros. Llegué con Magín Díaz, hoy en Impuestos Internos, con Alejandro Fernández y con Maribel Fernández, que no eran familia estos dos últimos.
¿Cuál es el balance de su gestión, pues el problema no se resolvió?
Un problema de ese tamaño no se resuelve en tres años. El balance es altamente positivo. Agradezco a toda la gente que trabajó conmigo. Encontramos un millón 300,000 clientes, de los cuales a 300,000 no se les leía. Dejé más de dos millones de clientes. Empezamos el Bonoluz y lo dejamos en 700,000 usuarios. Se aumentaron los circuitos 24 horas como nadie lo había hecho antes. El alumbrado de las calles. Se instalaron más de 1,400 kilómetros de redes, a pesar de que el Fondo Monetario de Internacional (FMI) me la puso difícil.