[dropcap]L[/dropcap]uego de casi 10 años de vigencia, el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (DR-Cafta en inglés) ha encontrado defensores y detractores.
Las críticas han venido de parte de sectores que consideran que la eliminación de los aranceles con América Central y la primera economía del mundo lesionan la producción. Otros resaltan los beneficios que recibe el país con la libre entrada de sus productos al altamente codiciado mercado estadounidense.
Al margen de cualquiera de las posturas, lo cierto es que República Dominicana mantiene una eterna balanza negativa en su intercambio comercial con Estados Unidos, ya que importa más bienes de los que exporta a ese mercado desde antes del acuerdo, situación que se ha agravado.
En 2005, cuando el tratado no había entrado en vigencia, el déficit representó un 1.28% del monto intercambiado, mientras que en 2006, cuando se empezó a aplicar el acuerdo, el desbalance dominicano fue de 8.79% del total comercializado.
Y la tendencia a que el déficit se agudice es evidente. En 2006, cuando no se había implementado, el saldo negativo para el país representaba 8.27% del total intercambiado, en 2007 subió a 18.14% del total intercambiado, en 2008 era de 25.39%, en 2009 se redujo un poco a 22.55%, alcanzando su punto más álgido en 2014 con 27.29%. Hasta mayo de este año, el déficit dominicano representa un 23.44% de todo lo comercializado.
Para Pavel Isa Contreras, coordinador de investigaciones del Observatorio Dominicano de Comercio Internacional (ODCI), es muy difícil determinar cómo sería el escenario actual si el país no se habría montado en el tren centroamericano para eliminar las barreras arancelarias.
En gran medida, la condición actual del país estaría determinada por la respuesta de Estados Unidos al rechazo dominicano del TLC, explica Isa, quien plantea el escenario hipotético de que la nación del norte daría tratamiento similar al otorgado a otros países del Caribe, como entradas libres de aranceles. La desventaja de este tipo de medidas es que no forman parte de un acuerdo con aval internacional, por lo cual puede ser disuelto unilateralmente.
“Es cierto que es mejor tener un acceso firmado a través de un acuerdo bilateral. Lo que obtienen países que no tienen acceso a libre comercio, como los de la cuenca del Caribe, son preferencias unilaterales y eso les da un grado de fragilidad mayor”, aseguró a elDinero el experto en comercio.
No obstante, Isa Contreras reconoce que el nivel de acceso al mercado estadounidense con el que contaba el país antes del tratado no es demasiado diferente al actual.
“Probablemente la situación no hubiese cambiado drásticamente de no haberse firmado. No hay suficiente evidencia para decir que hubiese sido muchísimo peor”, añade.
Según Isa Contreras, la principal preocupación del país no debe ser necesariamente el acceso a mercados nuevos y más grandes, sino el establecimiento de una política de desarrollo productivo que aumente la productividad y competitividad de las empresas.
Con todo, República Dominicana no debe perder de vista que la tendencia mundial es a la apertura comercial de lo cual puede abstraerse, pero entendiendo que debe ordenar la casa antes. “Se requiere de fortalecimiento de la fuerza de trabajo, capacitación, escalamiento tecnológico. Esa debe ser la respuesta fundamental”, establece.
Para el especialista, se trata, más que nada, de una agenda interna, lo cual no significa que no se deba tener una política más activa de negociación, de acuerdos, no solo de libre comercio. Y es que, a su entender, el país no debe encasillarse en los tratados de libre comercio, sino que existen otras alternativas al derribo por completo de las barreras arancelarias.
“Hay otros tipos de acuerdos que son particulares y especiales, como los de alcance parcial”, expresó.
DR-Cafta, un acuerdo favorable
El economista Nassim José Alemany afirma categóricamente que República Dominicana ha resultado beneficiada del TLC, y que si hubiera firmado el convenio estuviera en peores condiciones que las actuales. Asegura que si el país tiene una balanza desequilibrada con Estados Unidos, se debe a problemas de estructura interna, que dificulta a las empresas ser más productivas y competitivas.
En su estudio “Evaluación del impacto del DR-Cafta en los sectores productivos de República Dominicana”, Alemany concluye que la firma del tratado de libre comercio produjo un aumento del 73% en la tasa de crecimiento de las exportaciones hacia los Estados Unidos, y de casi un 60% hacia Centroamérica. Según estas estimaciones, las exportaciones hubiesen sido menores en caso de no haberse firmado el tratado.
Por otro lado revela que el 78% del déficit comercial con Estados Unidos está compuesto por sólo cinco rubros, entre los que se encuentran el petróleo, las maquinarias, los vehículos, los cereales y el plástico. Asimismo, las partidas con superávit significativos son los calzados, los equipos médicos, las exportaciones textiles, el azúcar y el tabaco.
Además, existe una fuerte concentración de las exportaciones dominicanas y no ha ocurrido una diversificación significativa. Esto crea una potencial vulnerabilidad frente a un choque externo que pueda impactar negativamente las exportaciones de uno de los cinco principales sectores de exportación y, por ende, afectar la balanza comercial.
Según Alemany, las exportaciones del sector agrícola hacia Estados Unidos han registrado altas tasas de crecimiento en muchos de sus productos, pero en términos de valor están concentrados en tabaco y azúcar. Las zonas francas, excluyendo las de productos textiles, han aumentado sus exportaciones año tras año. Los demás sectores también han experimentado un crecimiento en sus exportaciones.
El factor que más ha incidido sobre las exportaciones de manera negativa fue la crisis internacional entre 2007 y 2009, que produjo una caída de las importaciones estadounidenses, por lo que se redujo el valor exportado desde República Dominicana.
Necesidad de consenso
El presidente de la Asociación Dominicana de Exportadores (Adoexpo), Álvaro Sousa, expresó la necesidad urgente de que los sectores público y privado trabajen juntos en crear una estrategia nacional de exportación que permita innovar en los productos, ser más competitivos y llegar a nuevos mercados.
Según de Sousa, esta estrategia debe crearse en la Mesa Presidencial de Fomento a las Exportaciones para que el país pueda aprovechar mejor el tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana.
El estudio “Evaluación del Desempeño Comercial y Retos Futuros en el DR-Cafta a los 10 años de su firma”, realizado por el economista Carlos Despradel y auspiciado por el Ministerio de Economía, revela que entre 2005 y 2013 la tasa de crecimiento promedio anual de las exportaciones de República Dominicana hacia Estados Unidos fue negativa, de -0.9%.
Sector agrícola
El sector que mejor ha aprovechado las facilidades del Tratado de Libre Comercio es el agrícola-agroindustrial, que pasó de exportar Estados Unidos US$479 millones en 2005 a US$917 millones en 2014, según reveló el Ministerio de Economía Planificación y Desarrollo.
Ese incremento cercano al 100% se registró a pesar de que el nivel de las exportaciones dominicanas totales hacia Estados Unidos permaneció estancado entre 2005 y 2014.
El balance para República Dominicana a casi diez años de aplicación del DR-Cafta es que en términos netos las exportaciones dominicanas a Estados Unidos se han diversificado, pero en términos agregados no han crecido, aunque se aprecia un dinamismo exportador en sectores y productos específicos, tanto agrícolas como industriales. No obstante, en conjunto, las importaciones han crecido a un mayor ritmo, lo que ha deteriorado la balanza comercial.
“El acuerdo ha influenciado en mejorar el clima de negocios del país, vía reformas y cambios estructurales, mejorando los elementos de facilitación de comercio y ha servido para la atracción de inversiones. Sin embargo, no se ha mejorado de forma importante los niveles de competitividad relativa del país”, consigna el estudio “Evaluación del Desempeño Comercial y Retos Futuros en el DR-Cafta a los 10 años de su firma”.
El tratado ha servido para motivar a los sectores productivos para enfocarse hacia la exportación, lo que se refleja en que la tasa de crecimiento de las exportaciones hacia otros destinos ha crecido a un ritmo mayor que a Estados Unidos.