[dropcap]L[/dropcap]a recién promulgada Ley de la Policía Nacional, marcada con el número 590-16, tiene por objetivo establecer y regular la organización, funcionamiento y principios fundamentales de actuación de la institución; los derechos, deberes, el estatuto de carrera, de la seguridad social y el régimen disciplinario de sus miembros.
La parte teórica está perfecta. Las faltas graves están, precisamente, en hacerla funcional, eficaz, aplicable, práctica y, sobre todo, de amplio conocimiento entre los miembros del cuerpo armado. Habría que preguntarse cuántos habrán leído el documento y cuántos lo harán. Evidentemente que socializar la legislación, dentro y fuera de la Policía, es una tarea obligatoria.
Cambiar lo que sucede a lo interno de la Policía Nacional (y fuera) no depende de una legislación; todo está conectado a la actitud, a la voluntad política y a una decisión de Estado que, consciente del desorden y entramado de corrupción forzada que hay ahí, adopte las medidas correctas y concretas con el único propósito de lograr una nueva entidad del orden.
El Estado no tiene moral para pedirle a un agente policial que se abstenga de realizar alguna actividad comercial. Con los actuales niveles de ingresos que tiene un policía resulta un acto flagrante de falta grave a la inteligencia humana.
El Artículo 153 de la Ley 590-16, en su numeral 27, considera una falta grave, además, el ejercicio de cualquier otra rama, ya sea pública o privada, ni ejercer ningún tipo de comercio.
Sólo le permite la docencia. Esto, más bien, parece un chiste de mal gusto. ¿Qué agente, en este caso un raso, está en capacidad de llevar siquiera alimentación básica a su familia con apenas RD$7,000.29 al mes? ¿Cómo puede esta sociedad pedirle a la Policía Nacional que haga un trabajo encomiable con salarios que dan lástima? Hasta junio de este año el salario máximo de un policía era de RD$81,785, que recae sobre el jefe de la Policía (ahora director general), lo que también resulta insultante para un profesional y servidor público cuya misión es comandar a más de 37,000 miembros encargados de proteger la integridad física de más de 10.5 millones habitantes. Esto también es una falta grave.
De acuerdo con la nómina de junio de este año, en la Policía Nacional hay 10,719 rasos (7,000), 5,020 cabos (8,000), 4,862 sargentos (9,000), 3,737 sargentos mayores (11,000), 286 cadetes 12,500), 4,139 segundos tenientes (13,000), 2,663 primeros tenientes (15,000), 1,691 capitanes (17,500), 1,026 mayores (19,501), 587 tenientes coroneles (22,500), 488 coroneles (23,500), 45 generales de brigada (37,300), un general de brigada inspector (62,529), tres mayores generales (62,529) y el subjefe (subdirector) con un salario mensual también de RD$62,529. En paréntesis es el salario del rango.
La nómina mensual de la Policía Nacional es de RD$396.6 millones, a lo que hay que agregar otros RD$9.3 millones por ración alimenticia, que en todos los casos está entre RD$240 y RD$300, con excepción de los cadetes que reciben RD$1,000.
Los bajos salarios que reciben los miembros de la Policía también es una falta grave.
La misión de esta importantísima institución está enfocada en proteger la vida, la integridad física y la seguridad de las personas; garantizar el libre ejercicio a los derechos y libertades; prevenir acciones delictivas, perseguirlas e investigarlas bajo la dirección del Ministerio Público; preservar el orden público; velar por el respeto a la propiedad pública y privada; prestar el auxilio necesario al Poder Judicial, al Ministerio Público, y a otras autoridades para el cumplimiento de la ley y el desempeño de sus funciones y todo lo que se agregue. ¿Con qué motivación? ¿A cambio de qué?