[dropcap]L[/dropcap]a Ventanilla Única de Inversión es una muestra de que cuando hay voluntad política todo es posible desde el punto de vista de las responsabilidades del Estado. Hace cuatro años que se implementa este mecanismo que facilita el acceso a quienes consideren a República Dominicana un destino seguro para su capital. Y ha funcionado correctamente.
Este instrumento de facilitación de la inversión es, como lo define el Gobierno, un punto único habilitado donde se solicitan y tramitan todos los permisos y/o certificaciones requeridas para invertir en nuestro país, el cual es dirigido por el centro de Exportación e inversión (CEI-RD).
República Dominicana es el principal destino de la inversión extranjera directa en el Caribe con más de US$21,000 millones en los últimos 10 años. Desde la puesta en vigor, en noviembre de 2012, se han canalizado a través de la esta ventanilla proyectos que superan los US$2,722 millones, un indicativo de los excelentes resultados que pudiera obtener el país si la replica en otros sectores.
Hay sobrados ejemplos de que cuando se quiere se puede. Las visitas sorpresas del Presidente, la terminación de las líneas 1B y 2B del Metro, la avenida de circunvalación de Santo Domingo, la carretera San José de Ocoa-Piedra Blanca, la inversión en Puerto Plata para relanzar ese polo turístico; la autovía del Coral, La Nueva Barquita, Ciudad Juan Bosch, el servicio 9-1-1, la carretera Santo Domingo-Baní, los trabajos de adecuación del tránsito en la capital y muchos otros casos constituyen algunas de las muestras que prueban el poder de la voluntad política.
La falta de recursos no puede ser una excusa para que el país siga avanzando. A este gobierno no le ha temblado el pulso para incrementar la deuda con la excusa de mejorar el gasto público en infraestructura y proyectos de beneficio común. Lo que ha sucedido con el endeudamiento del país, ahora con la figura de la emisión de bonos, demuestra que voluntad ha habido de sobra.
Y si de voluntad se trata, las principales transformaciones que demanda el Estado dominicano no requieren si quiera de dinero. El fortalecimiento de la institucionalidad es cuestión de voluntad política. La suma de voluntades, con énfasis en la cuota de sacrificio que cada sector debe asumir, es más que suficiente para fortalecer las instituciones dominicanas.
¿Cuánto se necesita para firmar el Pacto Eléctrico? ¿Cuánto se necesita para el Pacto Fiscal? ¿Cuánto se necesita para aprobar la Ley de Partidos Políticos? ¿Cuánto se necesita para aprobar la Ley de Garantías Electorales? ¿Cuánto se necesita para tener jueces probos? ¿Cuánto se necesita para fusionar instituciones que duplican funciones? ¿Cuánto es necesario invertir en eliminar el robo de electricidad? ¿Cuánto se necesita para disminuir la evasión fiscal? ¿Cuánto se necesita para que los funcionarios electos y designados prediquen con el ejemplo y cumplan con sus promesas? ¿Cuánto se necesita para eliminar la corrupción? Nada esto requiere de dinero.
Lo único que se necesita es voluntad política. El problema es identificar quién dará el primer paso. ¿Quién se atreve? ¿El Presidente? Esperar nunca está demás.