[dropcap]¿[/dropcap]Qué es la eficiencia? ¿Qué es la competitividad? Son dos términos que van de la mano. Mientras más eficiente usted sea, mayor competitivo será. La competitividad, en términos llanos, es aumentar la capacidad de producción sin necesidad de incrementar los recursos utilizados.
República Dominicana debe encaminarse a tener entidades públicas eficientes, es decir, el Estado está obligado a ser cada día más eficiente, a producir más, incluso, con la menor cantidad de recursos utilizados para ello.
Las limitaciones del presupuesto público son la mejor razón para convertir la cosa pública en algo que efectivamente le duela a todos. La eficiencia, por ejemplo, no se logra creando más entidades, a veces superponiendo las funciones sobre otras que, incluso, agotaron su ciclo útil.
Hay muchos ejemplos, pero aquí sólo se mencionan los más sobresalientes.
El primer caso es el Inespre. Esta entidad pública no debería existir partiendo de la razón por la que se creó. La fijación de precios no es posible cuando son la oferta y la demanda las que rigen el mercado. Como entidad debería ser un departamento del Ministerio de Agricultura para ejecutar programas de emergencias y en sectores más pobres.
El IAD, por ejemplo, ya debería colgar sus hábitos. Desde 1962 está repartiendo tierra. Su función bien pudiera realizarse desde un departamento técnico en Agricultura, que sí es la entidad encargada de definir y aplicar la política agropecuaria del país.
Todavía hay algo que se llama Corde. Parece imposible que se hable de una entidad que debió desaparecer con el proceso de capitalización de las empresas públicas, para lo cual se creó el Fonper.
¿Qué razón de ser tiene la Liga Municipal Dominicana? Bien pudiera estar como un departamento técnico y financiero en el Ministerio de Hacienda. Y lo mismo sucede con la OTTT, que no es más que un cajón para sostener una nómina que en nada aporta a la solución del transporte. ¿Para qué existe la DGTT, entonces? Hace mucho que se discute la necesidad de un Ministerio de Transporte para unificar no sólo la política hacia el sector, sino las múltiples estructuras que no logran “dar pie con bola” con el caos.
Un Estado eficiente (competitivo) tendría a Cultura con Turismo; a Deportes con Educación; a Juventud y la Mujer en un Ministerio de la Familia y Protección Social; las tres distribuidoras fueran una sola empresa, sólo con oficinas regionales y menos burocracia.
La CDEEE debería absorber a las tres EDES y fortalecer los departamentos de Comercialización y Eficiencia. La ETED no debería ser una empresa aparte, sino un departamento, lo mismo que la Egehid.
Una gestión eficiente no es el resultado de la creación de más burocracia. Si cada funcionario o ejecutivo asume y ejecuta con responsabilidad todo funcionara correctamente. ¿A caso las grandes corporaciones internacionales crean empresas en cada país? No, lo que hace es crear sucursales.
Y qué decir de las edificaciones donde funcionan estas entidades, a veces cargadas con empleados que sólo chatean, navegan por internet y ralentizan los procesos.
Estos elefantes, que no tienen nada de blanco, pudieran ser muy idóneas para albergar a entidades que sí son útiles a la sociedad. Sólo es por si acaso se busca un Estado eficiente. Por supuesto, los compañeritos de la base no apoyan este tipo de planteamientos.
Y por último, ¿Para qué sirve el Defensor del Pueblo? Responda usted. Y faltan muchas más.