[dropcap]U[/dropcap]na de las principales quejas de los trabajadores dominicanos es la baja remuneración que perciben, una que no les permite tener acceso a determinados bienes y servicios para considerarse en el “estado del bienestar”.
A este reclamo de los trabajadores se han unido distintas voces. Sindicalistas, economistas, funcionarios y hasta miembros del propio sector privado forman parte de quienes han manifestado preocupación por el deterioro de la participación de los trabajadores en las tasas de crecimiento que experimenta el producto interno bruto (PIB) dominicano. Dos de esas voces de la talla del propio presidente de la República, Danilo Medina, y del gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu.
Las discrepancias entre los niveles de productividad de la economía y los salarios reales de los trabajadores es motivo de preocupación de varios economistas que plantearon la necesidad de corregir esa brecha, con las debidas precauciones que eviten un aumento de la informalidad y pérdida de empleos.
Durante un desayuno organizado por el Comité Económico de la Cámara Americana de Comercio (Amcham-DR) participaron los economistas Bernardo Vega, Martín Franco, director de la carrera de Economía de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), y Juan Reyes, viceministro de Competitividad Nacional del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD), moderados por el presidente del Comité, Nassim Alemany.
Franco afirmó que desde el inicio de la década del 2000 se produce una caída en los salarios reales de los trabajadores, revirtiendo la tendencia ascendente imperante en la década anterior. Una de las razones que explican esa tendencia es la entrada en vigor de la seguridad social, que aumentó los costos laborales en 2003 y 2007, con el inicio de la cotización individual para pensiones y seguro de salud.
“Si el producto crece mucho, pero el empleo no crece tanto, esto quiere decir que la productividad por trabajador está aumentando y que debiera tener una compensación en términos de salarios. Pero cuando uno ve los datos, eso no ocurre”, sostuvo.
Otra de las consideraciones de Franco es que el régimen dominicano de cesantía no tiene asidero económico o razones que expliquen la manera en que se calcula. Y es que, como la principal razón de su existencia es la protección del trabajador y su familia en caso de pérdida de trabajo por desahucio, debe existir una correlación entre la cantidad de dinero recibida y el tiempo que se permanecerá desempleado.
Vega considera que esto se explica, en parte, al mayor peso que adquieren en la economía sectores que tienen menores niveles de productividad.
Entiende que, además de la remuneración directa que se puede realizar al trabajo, se debe procurar aminorar el impacto de los impuestos sobre los sectores más vulnerables de la población, con una reforma tributaria que reduzca la importancia de los impuestos indirectos en los ingresos públicos.
Manifestó que los sindicatos dominicanos carecen de poder de negociación o presión, a diferencia de los afiliados al transporte. Estos, en lugar de defender los derechos de los trabajadores de manera efectiva, funcionan como extensiones de los partidos políticos.
Reyes afirmó que la productividad del trabajo es dos veces superior a su remuneración, con un salario real que va en continua reducción.
Por otro lado, consideró que se debe crear un índice que oriente a los nuevos estudiantes universitarios sobre las condiciones del mercado de trabajo, proveyendo datos sobre las carreras más demandadas y las perspectivas de salario. Así se podría aumentar la posibilidad de obtención de un empleo con mayor salario.
Solo el 13% de los trabajadores privados tienen un salario superior o igual a RD$25,000 mensuales. En el caso del sector público, superan el 30%, pero esta mayor proporción no ha presionado al alza los salarios del sector privado.
A pesar de reconocer la necesidad de que se retribuya justamente el factor trabajo, los economistas afirmaron que se debe hacer evitando lesionar la competitividad de República Dominicana en los mercados internacionales.
Remuneración
El sector empresarial dominicano ha experimentado un constante aumento de su participación de los ingresos de las actividades económicas, provocando una reducción de un 40% de los beneficios de los trabajadores.
En 2000, los trabajadores recibían cerca del 70% del valor agregado, mientras que en 2012 se situó en 23%. El resto corresponde a las ganancias brutas empresariales.
La productividad laboral por hora ha pasado de 100 a 157, en el índice del Banco Central, cuando en 2008 se encontraba en 100. La productividad laboral por trabajador subió hasta 130.
En República Dominicana el costo laboral se encuentra 10% por debajo del costo de producción. Esto ha propiciado que no se sustituyan las máquinas por mano de obra, pues resulta más barato emplear personas que utilizar maquinaria.
La demanda de las empresas industriales y agrarias no reside en el propio asalariado industrial o agrario, sino en los agentes económicos informales, de ahí que haya una enorme capacidad del sector empresarial para flexibilizar las tarifas salariales.