Washington.- El Fondo Monetario Internacional propuso que las autoridades económicas adopten una combinación de políticas más equilibrada y potente para reducir los riesgos y respaldar el crecimiento.
De lo contrario, dijo el FMI en su último informe sobre la estabilidad financiera global, podrían reaparecer las turbulencias en los mercados, e incluso intensificarse, lo cual podría dar lugar a una perniciosa cadena de interacciones entre la fragilidad de la confianza, el crecimiento débil, condiciones financieras más restrictivas y cargas de la deuda cada vez más pesadas.
Por todo ello, la economía mundial podría verse abocada al estancamiento económico y financiero.
En un escenario tal, el informe estima que el producto mundial podría ser casi un 4% inferior al del escenario base en los próximos cinco años, lo que equivaldría más o menos a renunciar a un año de crecimiento mundial.
Para evitar un escenario a la baja tal, las autoridades deben hacer frente a un conjunto de tres desafíos preexistentes a escala mundial, a saber: los problemas heredados de la crisis en las economías avanzadas, las elevadas vulnerabilidades en los mercados emergentes y los riesgos sistémicos de liquidez en los mercados.
Si se resuelven, para 2018 el producto mundial podría situarse hasta un 1,7% por encima del escenario base.
En primer lugar, las autoridades en las economías avanzadas deben abordar el legado de las crisis, especialmente los bancos, puesto que estos desempeñan un papel esencial en el financiamiento de la economía. Según el FMI, los bancos de las economías avanzadas son ahora más seguros. Sin embargo, a principios de año se vieron sometidos a importantes presiones de los mercados financieros, cuando las perspectivas económicas se deterioraron y se volvieron más inciertas.
No obstante, los bancos también afrontan importantes retos estructurales para adaptarse a la nueva realidad posterior a la crisis, que sigue deprimiendo su rentabilidad. Muchos bancos de las economías avanzadas se enfrentan a dificultades importantes en relación con su modelo de negocio.
El informe estima que estos bancos reúnen aproximadamente el 15% de los activos bancarios de las economías avanzadas. En la zona del euro, las presiones del mercado ponen también de manifiesto la existencia de problemas heredados de larga data. Los bancos deben encarar con urgencia el problema de la abultada cartera de préstamos, recurriendo para ello a una estrategia integral. Con el tiempo, tendrán que abordar el exceso de capacidad en algunos sectores bancarios.
Por último, Europa debe completar la unión bancaria y establecer un programa común de garantías de depósito.
En segundo lugar, las autoridades de los mercados emergentes necesitan reforzar su capacidad de resistencia a los factores mundiales adversos. La fuerte caída de los precios de las materias primas ha agravado las vulnerabilidades tanto de las empresas como de las entidades soberanas, por lo que los riesgos económicos y financieros han seguido siendo elevados.
Tras años de creciente endeudamiento, las economías emergentes se encuentran ante una complicada situación que combina una desaceleración del crecimiento, un endurecimiento de las condiciones de crédito y una mayor volatilidad de los flujos de capitales.
Hasta la fecha, muchas economías de mercados emergentes han demostrado una extraordinaria capacidad de resistencia a un entorno complicado gracias al uso racional de las reservas acumuladas durante los años de auge. Sin embargo, el FMI explicó que esas reservas están consumiéndose, y algunos países están quedándose sin margen de maniobra.
En tercer lugar, a medida que la salud del sector empresarial va deteriorándose, en especial en los países exportadores de materias primas y los sectores conexos, es posible que se agudicen las presiones sobre el refinanciamiento, lo que podría provocar efectos de contagio sobre la entidad soberana, dado que muchas de las empresas más débiles son propiedad del Estado.
Las reservas de los bancos son en general adecuadas en muchos mercados emergentes, pero el aumento de los préstamos en mora podría ponerlas a prueba. Estas interdependencias destacan la importancia de realizar un seguimiento estricto de las vulnerabilidades empresariales, reconocer y gestionar los activos morosos de forma rápida y transparente, y reforzar la capacidad de resistencia de los bancos.
China puede gestionar la transición
La más importante de las economías emergentes es China, que sigue avanzando en su compleja transición hacia un ritmo de crecimiento más lento y equilibrado y un sistema financiero más basado en el mercado. Según el FMI, las autoridades chinas han promovido reformas, pero la transición es compleja por naturaleza.
El nexo entre las empresas y los bancos también es de vital importancia. A pesar de los avances registrados en materia de reequilibrio económico, la solidez de las empresas chinas se está deteriorando a causa de la desaceleración del crecimiento y la caída de la rentabilidad, lo que se refleja en el aumento de la proporción de deuda en manos de empresas que no ganan lo suficiente para cubrir sus pagos de intereses. Este indicador, que el FMI denomina “deuda en situación de riesgo”, ha aumentado hasta situarse en 14% de la deuda de las empresas chinas que cotizan en bolsa, triplicando con creces la cifra de 2010.
El aumento de las presiones de las que son objeto las empresas chinas incide mucho en los bancos del país. El informe estima que los préstamos bancarios a empresas potencialmente en riesgo en China podrían traducirse en pérdidas bancarias potenciales equivalentes a aproximadamente 7% del PIB.
“La cifra puede parecer elevada, pero es manejable dadas las reservas bancarias y el margen de maniobra de las políticas en China, así como el fuerte crecimiento sostenido de la economía”, manifestó Viñals. “De igual importancia es que las autoridades chinas son conscientes de la existencia de estas vulnerabilidades y están aplicando medidas para abordar el sobreendeudamiento de las empresas”.
El FMI explicó que la magnitud de las vulnerabilidades exige una agenda de políticas de amplio alcance, que aborde el problema del sobreendeudamiento de las empresas, fortalezca los bancos y actualice el marco de supervisión para hacerlo compatible con un sistema financiero cada vez más complejo.
Ir más allá de la política monetaria
Según el FMI, la labor mancomunada de las autoridades económicas puede fortalecer el crecimiento y la estabilidad financiera más allá del actual escenario base. Deben formular una combinación de medidas de política económica más equilibrada y potente, que vaya más allá de una continua y excesiva dependencia de la política monetaria.
La política monetaria sigue siendo crucial, pero no puede ser la única herramienta. Es esencial llevar a cabo reformas estructurales bien concebidas y aplicar políticas fiscales de respaldo y favorables para el crecimiento. También deben adoptarse políticas financieras más sólidas, que aumenten todavía más la capacidad de resistencia.
A escala mundial, debe completarse y aplicarse la agenda de reforma de la regulación financiera, también para entidades no bancarias. Todas estas medidas contribuirán a equilibrar la articulación de las políticas y, en conjunto, harán que estas sean más potentes y eficaces.