[dropcap]C[/dropcap]omo diría un dominicano de a pies: “le estamos cogiendo el gustico a coger prestado”. Un crédito, dependiendo de la razón que mueven a tomarlo, será positivo o negativo. República Dominicana ha venido creciendo de forma envidiable (a decir de muchos) durante los últimos años. El crecimiento acumulado del PIB entre 2014 y 2015 pasa del 14%.
Es un imperativo, partiendo de la realidad, reconocerles a las autoridades que han sido verdaderos expertos (magos podrían decir alguno) en el manejo de la deuda pública. El año pasado se pagaron más de RD$245,000 millones por servicio de la deuda, que es dos veces el presupuesto de este año para educación.
Endeudarse no es malo, siempre y cuando el retorno se vea en el plazo lógico, partiendo del tiempo estimado de repago. Mientras sube la deuda pública no se puede ocultar que las exportaciones dominicanas han caído, que importamos más y que el aparato productivo no ha experimentado ninguna innovación que nos indique que en el corto o mediano plazo habrá mejoría.
Y no hay que recordar a Grecia para ser cautelosos. Para saber lo serio que es este tema basta con pasar balance al 2015, donde el servicio de la deuda se tragó US$6,154.4 millones, de los cuales US$5,392.5 millones correspondían a capital y US$762.0 millones fueron destinados a pagos de intereses y comisiones, originando un flujo neto negativo de US$285.1 millones.
Los datos son alarmantes. En lo que respecta a los pagos por sector, el Público No Financiero realizó pagos de capital por un total de US$5,110.4 millones y pagos de intereses y comisiones por US$755.8 millones.
Es oportuno destacar, según el Gobierno, que en el monto señalado se incluye US$1,933.1 millones en efectivo y US$2,087.1 millones descontados, como resultado de la operación de manejo de pasivos efectuada en enero del presente año con la empresa PDVSA. Es lo mismo que decir que pagamos casi dos, pero pongo que pagué cuatro por efecto del descuento.
El Banco Central, de su parte, pagó capital ascendente a US$282.1 millones, alrededor de US$46.8 millones más que en enero-diciembre de 2014, debido a las amortizaciones del préstamo con el FMI (Stand-By/2009), mientras que los pagos de intereses y comisiones ascendieron a US$6.2 millones. Así no hay toro que llegue a buey. Hay que llamar a la señora “Prudencia”.