La construcción de la Central Termoeléctrica Punta Catalina en la provincia Peravia, a pesar de estar cumpliendo desde sus inicios con los más estrictos estándares en materia medioambiental, económica o de procedimientos de licitación pública, sigue provocando cuestionamientos cuyos verdaderos orígenes o propósitos no lucen tan transparentes.
El vicepresidente ejecutivo de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), Rubén Jiménez Bichara, considera que ya nadie debería estar cuestionando la opción carbón, pues sobran los elementos a favor de esta opción para generar electricidad a precios competitivos.
Gracias a costos de producción de electricidad por debajo de los actuales, dijo, Punta Catalina permite una reducción drástica de la dependencia del país a los derivados del petróleo, la cual caerá de 52.9% de la matriz que es hoy a apenas 27% en 2017, ya que, en el mismo tiempo, la generación a carbón se elevará al 24.0% de la matriz en apenas tres años.
“Resolver la matriz energética no es un ejercicio de adivinanza de cuál sería la mejor fuente energética a futuro, sino lograr una matriz diversificada y flexible. El carbón completa la actual estructura de generación a gas natural, con el uso de las energías renovables que se van incorporando a la matriz, incluyendo la energía eólica, fotovoltaica, hidroeléctrica y de biomasa”, dijo el funcionario.
Jiménez Bichara asegura que las preocupaciones asociadas tradicionalmente al uso del carbón deben de considerarse, en el caso de Punta Catalina, bajo los criterios drásticos de las normas locales e internacionales, haciendo especial énfasis en las guías del Banco Mundial. En este sentido, la central destaca por su alta eficiencia en cuanto a menor consumo de combustible por cada kilovatio hora generado, reduciéndose así la emisión de CO2.
De hecho, según el vicepresidente ejecutivo de la CDEEE, la tecnología instalada en Punta Catalina le vale ser la primera central de generación en incluir mecanismos de reducción de dióxido de azufre, de mercurio y otros metales pesados en un rango de hasta el 98%.
Destacó que si Punta Catalina no estuviese diseñada con estos criterios del Banco Mundial, no hubiese posible haber recibido un financiamiento de US$632.5 millones por parte de un grupo de bancos europeos de primer orden.
Jiménez Bichara afirma sectores interesados han querido cuestionar el costo de la inversión en Punta Catalina, intentando crear una falsa percepción de un supuesto sobreprecio producto de un manejo no transparente del proceso de licitación. Sobre la base de la licitación pública internacional, la oferta ganadora fue para una inversión de US$1,945 millones para una central con capacidad de 720 megavatios, o sea, un costo de construcción de US$2.7 por cada kilovatio.
Este costo compara muy favorablemente con el promedio internacional de US$2.9/kW que se obtiene promediando los costos de construcción de 12 plantas de tecnología similar que han sido instaladas en diferentes países entre 1995 y 2013.
En otras palabras, señala, de aplicar este promedio internacional a la oferta de Punta Catalina se obtendría un costo total de US$2,104 millones, lo que significa que la oferta ganadora, lejos de significar un sobreprecio, representa un ahorro relativo de US$159 millones en comparación con el valor internacional de referencia.
Además del ahorro inicial en el costo de la inversión, explicó que el impacto económico se reflejará en la reducción drástica en el pago del subsidio, del cual en los últimos 10 años el Gobierno ha tenido que desembolsar más de US$9,000 millones al sector eléctrico, a los cuales habría de sumar los ahorros en costos de generación por más de US$441 millones cada año.
Del mismo modo, indicó, el combustible usado en Punta Catalina producirá unos sub-productos derivados de la combustión del carbón que son aprovechables por múltiples actividades económicas incluyendo, y sin limitación, las industrias minera y cementera, la agricultura, los rellenos sanitarios o la producción de yeso.
Jiménez Bichara asegura que se ha cuestionado el mecanismo de licitación, del cual, lógicamente, surgió un concursante ganador y otros perdedores.
En mayo de 2013, la CDEEE convocó a la“Licitación Pública Internacional CDEEE-LPI-01-2013 para la Selección del Contratista que Ejecutará los Trabajos de Ingeniería, Procura y Construcción (EPC) de dos (2) Unidades Termoeléctricas en base a Carbón Mineral con una Capacidad de 300 MW (+/-20%) Cada Una”.
La convocatoria a licitación se hizo de conformidad con las disposiciones del artículo 138 de la Ley General de Electricidad 125-01, modificada por la Ley 186-07 y el Decreto 143-11, procedimiento que fue posteriormente ratificado mediante Decreto 167-13.
Es por todas estas razones, y sin sorpresa, que la tasa de aceptación de Punta Catalina por los comunitarios del área de influencia directa alcanzó el 94.5% de los cuestionarios aplicados a una muestra representativa de estas comunidades.