París, Francia.– El presidente de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia de España (CNMC), José María Marín Quemada, llegó al cargo en septiembre de 2013 y se ha dado cuenta de que no es fácil; que es una función que recibe presiones desde todas las latitudes, especialmente de aquellos sectores empresariales que operan en situaciones dudosas de transparencia y equidad en el mercado.
“No hay obligación para que seas autoridad de competencia, pero sí ya eres autoridad de competencia tienes que asumir que no es tarea fácil. De la misma manera debes saber que no es el mejor lugar del mundo para hacer amigos, aunque es el mejor lugar del mundo para pasar a los amigos el test de la verdad”, sostiene el funcionario que preside una entidad cuyo presupuesto anual es de €60 millones e impuso sanciones por otros €543 millones en 2015 y desmontó 14 carteles.
Marín Quemada habló con la delegación dominicana de visita en París, Francia, a propósito de la conferencia internacional “Contribución de la de Competencia Económica al Desarrollo de las Naciones”, desarrollada en la sede la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) los días 10, 11 y 12 de este mes.
Las leyes de competencia, en cualquier parte del mundo, deben ser claras y los reguladores y las agencias deben ser fuertes, independientes y hacer frente al proceso que se esté desarrollando.
Su ponencia sirvió para responder algunas preguntas elaboradas a partir de la temática. Dice que está firmemente convencido de que hay tres pilares fundamentales sobre los que necesariamente tiene que fundamentarse toda agencia de competencia.
¿Cuáles son esos pilares en los que debe sustentarse toda autoridad de competencia?
Uno de ellos es el rigor. Una agencia de competencia tiene que dictar sus resoluciones con rigor. Deben estar impregnadas de rigor, de buen hacer; de respeto de las leyes y de la incorporación del acervo de esas leyes al día a día de sus decisiones. Pero ese rigor implica también la fortaleza necesaria para inducir el cambio de esas leyes cuando por el transcurso del tiempo o desafío de las nuevas realidades, que vengan de manos de la innovación, vayan exigiendo.
La presidenta de la autoridad de competencia en República Dominicana hacía mención de que nuestra ley es de 1989 y luego de esa está la de 2007 la Ley Española de la Competencia y ahora estamos removiéndonos del asiento porque esa ley de 2007, nueve años después, se nos ha quedado un poco estrecha. Queremos introducir cambios porque el mercado está introduciendo cambios; tiene un dinamismo la estrategia, el desarrollo empresarial, las demandas sociales que necesariamente hay que compartir.
Y déjenme que lo diga. Acompañar a impulsar porque nuevamente no hacerlo estaríamos contrayendo una deuda con la sociedad a la que nos debemos y a la que servimos.
El rigor es algo que nos tiene que acompañar a las autoridades de competencia en el día a día. El cumplimiento de las leyes o el impulso para la valoración de las leyes que se quedan estrechas, como es natural, es parte central del diario acontecer de nuestro oficio.
El segundo gran pilar de nuestras instituciones, sea cual sea el país, es la independencia. Una autoridad de competencia que no sea independiente de las empresas o que no sea independiente de los gobiernos no tiene ninguna justificación práctica. Y aquí hay que ser radicales. No se puede tener un poco de independencia. O se tiene o no se tiene. O se justifica la asistencia de la agencia de que se trate o es mejor ahorrarse esa partida en el presupuesto y tener al menos la valentía política y social de decir que aún no tenemos la suficiente madurez para sacar adelante una institución garante de la competencia. No pasa más.
Hay bastantes países que están en esta fase. En España decimos que es un “contradios” (contrasentido). Esa independencia del gobierno y de las empresas es el acompañamiento inexcusable de la existencia de una agencia como las nuestras.
El tercer pilar es la transparencia. Saben ustedes exactamente lo mismo que yo, que lo que ayuda pero también lo que condiciona trabajar bajo un gran foco y en una urna de cristal. Las autoridades de competencia tenemos que publicar todo lo que hacemos. Tenemos que colgar nuestras resoluciones en la página web y debemos utilizar los medios que nos permiten, como los periódicos, la televisión, la radio y otros, para poner un altavoz en lo que hacemos. Y no debe ser por la autosatisfacción que algunos pueden pensar, sino porque nos debemos a esa sociedad a la que le estamos confesando nuestra dedicación y prioridades; nuestras actividades y objetivos, así como nuestros logros.
¿Qué otro elemento es importante?
Junto con la transparencia y la independencia es de notable importancia la ubicación institucional de las agencias de competencia. Debo decirles hay varios países que las agencias forman parte de un ministerio y funcionan. Sin embargo, hay que gozar de una solidez extraordinaria desde el punto de vista el respeto de las administraciones públicas, del poder político frente a las agencias. Aquí hay un ilustre miembro del senado que estuvo al frente de una agencia reguladora del Estado (José Rafael Vargas) que se le puede aplicar este concepto. Es indispensable la ubicación institucional.
¿Se justifica teóricamente su eficacia?
Hay instrumentos teóricos muy poderosos que justifican la eficacia, utilizando estrictos modelos econométricos. Ustedes han tenido la ocasión de estar en la OCDE y ahí hay unos documentos fantásticos que desarrollan con muchísimo más aciertos y, desde luego, con más detenimiento del que yo les estoy contando. La calidad institucional pasa por la ubicación institucional. La autoridad puede estar en los ministerios, pero pueden ser agencias independientes. Pero claro, no significa que sean peces sueltos en el país, significan que tienen que depender del Parlamento (Congreso). Esa dependencia del Parlamento es la que recomiendan los estudiosos del tema.
¿Cuál es la mejor opción para que una agencia sea independiente?
La disponibilidad de la agencia frente a los requerimientos del Congreso, el que haya que dar cuentas de todas y cada una de las actuaciones que se ponen en marcha, el que el Parlamento tenga que aprobar un presupuesto, el que el Parlamento tenga que aprobar un plan estratégico o un plan de actividades con carácter anual, créanme, y es mi opinión muy personal, es la mejor solución de todas las posibles. Esto implica dar cuenta con frecuencia de las actuaciones las agencias.
¿Qué medidas sugiere usted para la fiscalización efectiva?
Hay que promover una competencia ex-ante con un departamento fuerte que evite las prácticas ilícitas antes de que estas se produzcan. Debes también tener una pata robusta en torno a lo que es la competencia ex-post con un buen servicio de inspección y de análisis de concentraciones de empresas; un buen servicio que sea capaz de poner condiciones cuando esas concentraciones son inquietantes y unos períodos de vigilancia, que en el caso de España duran entre tres y cinco años, para poder suspender aquella concentración, compra venta o fusión de empresas cuando no se cumplan las condiciones que inicialmente fueron impuestas.
¿Le parece correcto el establecimiento de un programa de clemencia?
Es recomendable tener un programa de clemencia. Siempre que hablo con autoridades amigas se lo recomiendo. Obviamente, el programa de clemencia es fundamental para el funcionamiento y es una válvula de escape del sistema económico; es lo que garantiza la llegada de los nuevos entrantes y garantiza la supervivencia, muchas veces, de empresas que al no estar carterizadas están al punto de salir del mercado o en grave riesgo de serlo.
¿Cómo saber si una persona reúne las condiciones para pertenecer al órgano de competencia?
Los miembros de la agencia de competencia deben ser capaces, indiscutibles, de reconocido prestigio y saber lo que tienen entre manos. Conversando esto con el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, y él con una confianza que yo ni me atrevería con él, me pidió que le diera una lista porque para eso tengo yo distintos puestos. No es fácil encontrar a estas personas.
¿Qué relación tienen las agencias de competencia con la eficiencia económica?
Las agencias de competencia, además de vigilar los mercados y de sacar adelante informes de proyectos normativos sobre las disposiciones del gobierno, de autorizar concentraciones y de todas las demás cosas que hacen, están comprometidas con el incremento de la productividad y de la economía. También están obligadas a luchar contra la desigualdad social y económica, así como la mejoría de la calidad del entramado económico.
¿Qué sucede si la agencia no funciona o lo hace mal?
Una mala agencia es un lastre para el crecimiento económico y produce pobreza. No lo digo yo; hay todo un entramado teórico que lo sustenta y desde luego una experiencia práctica de muchas agencias durante muchos años. Las sanciones deben ser proporcionales al daño causado. El daño que causa un cártel en una economía es profundo, es un daño extremo. Probablemente el cártel es la práctica más nociva a la que se puede enfrentar no sólo las agencias de competencia, sino la economía de cualquier país. Por lo tanto, la sanción debe ser proporcional al daño causado. Por supuesto, también deben ser disuasorias.
¿Qué papel deben jugar los medios de comunicación?
Los medios tienen una responsabilidad con su país, con su economía. Deben ustedes ser altavoces de las agencias de regulación y competencia. Es fundamental contar con su colaboración. Si actúan así están haciendo un servicio a su país. Pero déjenme que se lo diga con cierta claridad. Y lo contrario: ustedes deben decir muchas veces, cuando redactan una crónica, de qué lado están. Permítanme que les hable con esta claridad y es el lenguaje que utilizo con los representantes de los medios de comunicación. Ustedes deben elegir y la elección es difícil, si están de lado de quien genera bienestar para la sociedad o de quien les coloca en un presupuesto de publicidad determinados mensajes. Ustedes sabrán, pero esa sí será su responsabilidad. Perdónenme que me dirija a ustedes con esta nitidez, pero me parece que la confianza del acto la exigía.