[dropcap]E[/dropcap]l presidente Danilo Medina, en su discurso de lanzamiento de la candidatura para optar por un nuevo mandato en las elecciones de mayo próximo, esbozó lo que serían los ejes estratégicos que marcarían su próximo gobierno, de ser electo nueva vez.
Estos ejes son: desarrollo económico con desarrollo social; innovación, educación formadora y capacitación y, por último, ética y lucha implacable por la transparencia.
Dichos en un acto de pura campana electoral, parecerían tres frases huecas si detrás de estas no hubiera toda una conceptualización que trataremos de interpretar.
En el primer caso, se habla de lograr desarrollo económico con desarrollo social, pero se deja fuera la necesidad de que la economía continúe creciendo como lo ha hecho durante la última década, y que este crecimiento se derrame hacia los sectores colocados en el lado desfavorable de la distribución del ingreso nacional.
Para decirlo más claro, no existe desarrollo sin expansión permanente del PIB; y tampoco existe desarrollo social si los ingresos medios de la población siguen siendo bajos, el desempleo no cede y la desigualdad mejora pero no tanto.
Lo que aquí se plantea con este eje parecería una ecuación sencilla pero no lo es. De hecho, el gran reto es cómo hacer que el crecimiento que anualmente se nos anuncia en la era de Valdez Albizu, tenga efectos más amplios en la creación de empleos y la reducción de la pobreza.
Un segundo eje planteado está relacionado con la innovación, educación transformadora y capacitadora. La inclusión de estos temas como elementos de campaña, además de ser una buena noticia para las universidades, centros educativos y las empresas productivas, revela una señal clara de que se continuará invirtiendo el 4% del PIB en la educación.
Sin embargo, parece que al presidente nadie le ha dicho que es necesario potencializar la educación técnico profesional, que es la única que posibilita que los jóvenes puedan incorporarse, de una manera rápida, a la producción, y de esa manera contribuir a la generación de todos los empleos que se han planteado.
El último eje anunciado por Medina es el relativo a la ética y la lucha implacable por la transparencia. Aunque entiendo las buenas intenciones del presidente, y reconozco también lo que se ha avanzado en esta materia, me asaltan muchas dudas de que la corrupción no continuará siendo un difícil flagelo de la sociedad y el gobierno durante su próximo mandato.
Y es que hay demasiada gente rara metida a la política.