[dropcap]E[/dropcap]l tiempo es algo que en esencia no existe, pero ofrece la oportunidad de hacer o desarrollar determinadas acciones mientras pasa y se mide con base en los métodos conocidos (segundos, minutos, horas, días, años, lustros, décadas, siglos, milenios…).
Pero constantemente los seres humanos dejamos pasar el tiempo y sacamos poco o nada de provecho a su paso, lo cual a menudo resulta perjudicial y en ocasiones hasta frustrante.
Es común ver familias completas en la capital o pueblos del interior, en donde un pariente reside en Estados Unidos y los ha “pedido” para llevarlos a la gran nación del norte. Entonces, los niños no son inscritos en la escuela, el adolescente se mantiene vagando y el que tiene ya edad de adulto ni siquiera se interesa en buscar un empleo, con el argumento de que está “esperando la cita” del consulado de Estados Unidos.
Sin embargo, mientras pasa el tiempo y llega la cita, se puede inscribir en la escuela, puede buscar un trabajo, desarrollar iniciativas locales, pues como se dice en el populacho: “hay que curarse en salud”. ¿Qué pasa si la cita no llega? ¿Qué pasa si en la cita le niegan el visado o la residencia? El tiempo de espera sin hacer nada sería una pérdida. En cambio, si se mantuvo estudiando o trabajando, ocupado en algo, lo habría aprovechado.
También pasa con algunos padres que tienen un hijo con vocación deportiva, especialmente en el béisbol, con posibilidad de que “lo firmen” para jugar en las ligas mayores y entonces lo ponen a entrenar y a concentrarse en la “pelota” al punto de permitirles ser malos estudiantes y hasta dejar la escuela.
“Mi hijo no se inscribió este año en la escuela porque debe entrenar mucho para que lo firmen en la pelota”, es una expresión común entre quienes piensan que el solo hecho de tener talento para jugar béisbol es de por sí una profesión.
¿Qué pasa si nunca lo firman? ¿Qué hacer si lo firman y por algún motivo o “malcriadeza” lo expulsan antes de avanzar? ¿Qué ocurre si estando en su mejor momento el muchacho se lesiona y pierde la posibilidad de jugar béisbol? En cualquiera de los casos la pérdida sería menor si entre una cosa y otra estuviera inscrito en la escuela terminando su bachillerato y preparándose en forma paralela para ir a la universidad.
Conozco el caso específico de una joven que trabaja de secretaria en una pequeña empresa de servicios diversos. Su horario es de 8:00 de la mañana a 3:00 de la tarde. Devenga sueldo mínimo y su labor en cada jornada es prácticamente tomar llamadas y mantener la oficina abierta. Hay poca actividad.
Sin embargo, cada día está loca por que el reloj marque las 3:00 de la tarde para retirarse a su casa a dormir, a ver televisión, a cualquier cosa.
En una ocasión le pregunté si estudia y me dijo que terminó el bachillerato, pero no se ha inscrito en la universidad. Ya tiene tres años en esa situación.
Imagínense que se hubiera inscrito en la universidad al terminar el bachillerato, tendría prácticamente la mañana completa para hacer sus tareas sin problemas, con una computadora, servicio de internet y teléfono en la oficina.
Además, podría cursar todas las materias de cada cuatrimestre en horario de 3:00 de la tarde a 10:00 de la noche. Posiblemente a estas alturas estaría casi terminando la carrera; pero en cambio, ha dejado pasar tres años “haciendo nada”, es decir, “perdiendo el tiempo”.
En resumidas cuentas, seguirá siendo una recepcionista mal pagada hasta que decidan sustituirla por alguien más joven y mejor capacitado.
En el ámbito profesional también ocurre lo mismo. Jóvenes recién graduados que desean hacer una maestría, solicitan una beca al Ministerio de Educación Superior, y mientras tanto, esperan en sus casas sin empleos o tal vez tienen empleo y esperan mientras trabajan.
¿Qué pasa si no llega la beca internacional? ¿No sería conveniente inscribirse en una maestría en una universidad local, mientras tanto, para aprovechar el tiempo en lo que llega la beca solicitada? En todo caso, los dos años van a pasar, curse o no curse la maestría, por lo que cursarla sería lo más recomendable.
En resumidas cuentas, lo que pretendemos en esta entrega es invitarles a aprovechar el tiempo, a hacer algo mientras se espera en cualquier circunstancia. Leer un libro, trabajar, desarrollar un proyecto, ayudar a otros, lo que sea que se haga será satisfactorio y provechoso en lo que se espera por otra cosa.