[dropcap]L[/dropcap]os dominicanos, más que los haitianos, hemos vivido de espaldas a la frontera. ¿Por qué ha sido así históricamente? La única respuesta que se me ocurre es porque nuestro vecino es la nación más pobre del hemisferio.
¿A caso México vive de espaldas a la frontera con Estados Unidos? No. Sin embargo, sí lo hace con su frontera sur con Guatemala. ¿Viven los haitianos de espaldas a la frontera? No. Su vecino, o sea, nosotros, podemos mostrar niveles de desarrollo económico muy superior.
¿Qué nos deja de lección esta realidad? Que todo depende. Vivir de espaldas a la frontera podría ser una decisión cultural, pero también podría estar relacionada con aspectos económicos. En el caso de República Dominicana, posiblemente, se implica ambas razones.
Por suerte todo está cambiando. Un grupo de empresarios dominicanos y haitianos han decidido reescribir la historia. Es justo reconocer el primer granito de arena que puso Fernando Capellán con la instalación, hace poco más de una década, del parque Codevi, donde más de 7,000 haitianos no sólo tienen un empleo formal, salud y una demostrable mejor calidad de vida, sino lo más preciado que podría tener un ser humano: dignidad.
Ahora le ha tocado el turno al Consejo Económico Binacional Quisqueya (CEBQ), una iniciativa que plantea la inversión de aproximadamente US$5,000 millones en cuatro zonas económicas compartidas a ambos lados de la frontera.
Un proyecto como este sólo puede ser impulsado, de manera decidida, por el sector privado. La visión de los empresarios es a mediano y largo plazo. La sostenibilidad de la iniciativa, según han explicado sus promotores, está garantizada. Se ha tomado en cuenta todas las variables económicas, culturales y sociales para hacerlo sostenible.
El inicio formal de la primera fase del proyecto del CEBQ, hecho que ocurrió formalmente en la comunidad de Quanaminthe, abre las puertas de las esperanzas de que más temprano que tarde llegará el momento en que la frontera no será sinónimo de pobreza. A eso aspiro. ¡Éxitos!