[dropcap]L[/dropcap]as recientes declaraciones del embajador de Estados Unidos en República Dominicana, James W. Brewster, en un almuerzo organizado por la Cámara Americana de Comercio han generado reacciones encontradas de determinados “hacedores” de opinión pública, así como de funcionarios y políticos.
El embajador ha sido un constante crítico de la corrupción y ha exhortado en más de una ocasión a los empresarios dominicanos a enfrentar con valentía e insistencia los actos de corrupción, por entender que lesionan el clima de negocios de República Dominicana.
Hay quienes dicen que la posición de Brewster es una injerencia inaceptable ante los asuntos internos de República Dominicana. Pero otros se preguntan si cuando el embajador emite declaraciones convenientes a los intereses de terminados sectores del país no se trata también de una injerencia. Al final se puede determinar que “todo es según el color del cristal con que se mira”.
Pero independientemente de lo que puedan pensar algunos, es bueno aprovechar este espacio para señalar qué tan importante es Estados Unidos para la economía dominicana y qué tan importante es República Dominicana para Estados Unidos en su comercio exterior.
Estados Unidos es el país número 1 de las exportaciones e importaciones que realiza República Dominicana, mientras que para Estados Unidos, República Dominicana es el destino 35 de sus exportaciones y el 48 de sus importaciones, en una lista de 230.
Asimismo, el año pasado República Dominicana vendió a Estados Unidos el 45% del total de sus exportaciones, mientras que le compró a esa nación el 57% del total de sus importaciones.
A eso se agrega el hecho de que Estados Unidos es el principal emisor de turistas hacia República Dominicana. El 40% de los visitantes extranjeros que recibe el país cada año proviene de Estados Unidos de América.
También, Estados Unidos es uno de los principales inversionistas extranjeros en el país. En los últimos cinco años, empresarios de esa nación han invertido en el país US$2,499.5 millones de los US$12,409.8 millones recibidos en ese período, para una participación de 20.1%, sólo superado por Canadá con 24.5% de la inversión foránea.
Estados Unidos también aloja a la mayoría de dominicanos residentes en el exterior, tanto que alrededor del 80% de las remesas que recibe el país cada año proviene de dominicanos residentes en esa nación, mientras menos del 20% procede de Europa y otros destinos.
Como se puede apreciar, Estados Unidos es el principal socio de República Dominicana para todas las áreas de generación de divisas (exportaciones, inversión extranjera directa, turismo y remesas), lo cual hace pensar que el representante diplomático del gobierno de esa nación tiene derecho a expresar cualquier inquietud en asuntos relacionados con el clima de negocios local.
Hay quienes piensan que con este artículo estaríamos asumiendo una posición de defensa del embajador de Estados Unidos, pero la realidad es que asumimos una posición realista, relacionada exclusivamente con la labor diplomática que le corresponde a todo embajador, tanto de Estados Unidos aquí como el de República Dominicana en esa nación norteamericana.
Fíjense que el embajador Brewster ha sido cauto al no hacer ningún tipo de señalamiento específico sobre posibles casos de corrupción en el país, sino que solo se ha limitado a citar los efectos negativos de este mal y la necesidad de enfrentarlo, aunque deja en evidencia que persisten situaciones de este tipo aquí.
A la embajada de Estados Unidos también se le critica cuando el Departamento de Estado emite los informes sobre respeto o no de los derechos humanos en República Dominicana, calificando también su contenido como una injerencia cuando nos colocan en una posición negativa.
Pero la realidad es que la Cancillería dominicana tiene el mismo derecho de preparar informes sobre el clima socio económico de Estados Unidos con base en los reportes que pudiera emitirle el embajador dominicano en Washington. La diferencia es que República Dominicana tiene una política diplomática desorganizada y débil, mientras que para Estados Unidos, la política exterior es de vital importancia.