[dropcap]L[/dropcap]a Dirección General de Impuestos Internos (DGII) reportó la semana pasada una caída en las recaudaciones y, al parecer, esta información no ha significado un hecho importante, por lo menos públicamente. Lo que menos debe provocar en las autoridades es un encendido del botón de advertencia, no el de pánico.
El hecho de que se registre una disminución en los ingresos fiscales, independientemente de que sea mucho o poco, es preocupante. Y no se trata sólo de decir que la razón está relacionada con una caída en los precios de los commodities, especialmente el petróleo porque si éste baja se reducen los ingresos por el ad valorem que se cobra; el hecho es alarmante por diversas razones, principalmente porque el país carece de previsión ante circunstancias como las que afectan al mercado internacional.
Todos los pronósticos indican que el precio del crudo y sus derivados, una de las principales fuentes de recaudación interna, seguirán a la baja. Las condiciones del mercado, con la entrada del petróleo de esquisto y la flexibilización de las sanciones a Irán, a lo que se suma la ralentización de las economías de China e India, son razones más que suficientes para entender lo que se avecina. República Dominicana no debe sustentar sus esperanzas de mejoría en las recaudaciones en este producto.
El crecimiento económico que ha exhibido el país, que a toda luz sigue sustentándose en gran medida en el financiamiento, hay que cuidarlo. El país debe evitar que crisis como la de Grecia, que aún no sabe cómo pagará su deuda, a pesar de que recibió ayuda financiera, lleguen a intranquilizar a los dominicanos. Como espejo, Puerto Rico es el caso más cercano en términos geográficos y económicos.
El próximo año, por ser electoral, tendrá una mayor carga de gasto público improductivo, aunque el Presupuesto establezca lo contrario. Las prioridades no necesariamente serán las que se acordaron y habrá reclamos que, quiérase o no, demandarán de una mayor cantidad de recursos.
La caída en las recaudaciones debe llamar la atención porque no se cuenta con los recursos para imprevistos y todo apunta a que habrá situaciones de estrechez económica, que a la larga se traducirán en la necesidad de acudir a más créditos.
La DGII, que ha hecho un excelente trabajo, no domina las variables económicas que influyen en que haya más o menos recaudación. Su labor se ha centrado en ser una eficiente entidad estatal y lo ha hecho.
Los ingresos a octubre, que se proyectaron en RD$33,422.3 millones, no sólo no llegaron a esta cifra, sino que también quedaron por debajo del mismo mes en 2014. Mientras ahora sólo se recaudaron RD$27,304.2, igual a RD$6,118.1 millones respecto a lo programado, en igual período del año pasado fueron RD$27,753.5 millones. Las autoridades saben que en noviembre no ha sucedido algo diferente que pudiera motivar una recuperación en los ingresos.
En los primeros diez meses se proyectaron RD$286,639.7 millones y sólo se recaudaron RD$270,458 millones, lo que significa RD$16,181.7 millones menos respecto a la proyección. Los números, desde el punto de vista contable, no cuadran. En situaciones como éstas es que los expertos se crecen.
Tomar las previsiones de lugar es una obligación de las autoridades y deben hacerlo.