[dropcap]A[/dropcap] pesar de las limitaciones económicas y de las pocas oportunidades de obtención de empleos, en el país existen diversas formas de ganar dinero, incluso con mínima o poca inversión, sin violar la ley, aunque sí perdiendo un poco de escrúpulos para la práctica.
Una de esas actividades de mucha rentabilidad, aunque con niveles de riesgo a considerar, es la labor del “prestamista”. Sí. Ese que se dedica a prestar dinero a cambio del “módico” 20% mensual.
A continuación, un ejemplo de lo que se puede ganar un prestamista sin invertir dinero y exprimiendo el de los infelices trabajadores que recurren a este tipo de “negociante” para equilibrar su limitado presupuesto de ingreso salarial.
Juan es el nombre ficticio de un empleado privado que conserva un buen historial de crédito en el sistema financiero formal. Por esa razón, el Banco X le llamó para ofrecerle un préstamo de RD$500,000, para pagarlo en tres años con una tasa de interés de 25% anual.
De repente a Juan se le “prendió el bombillo” del emprendimiento con una carga de agiotaje y decidió aceptar el préstamo y utilizar ese dinero para prestarlo a sus compañeros de trabajo con necesidades de recursos en días previos al pago.
En el Banco X le dijeron que en capital e intereses debe pagar RD$20,000 mensuales hasta saldar el préstamo en un período de 36 meses, es decir, en tres años.
Dado que los prestamistas tradicionales cobran un 20% de interés mensual, Juan decidió cobrar a sus amigos un 15%, con lo que tendrá mayor demanda. En pocos días, colocó los RD$500,000 en préstamos a un amplio grupo de empleados, quienes cada mes debían pagarle el interés y el capital, o solo el interés por acumulado, pero al fin debían aportar el capital.
El asunto es que entre capital e intereses, a razón de una tasa de 15% mensual, es decir, 180% anual, Juan recibe cada mes el equivalente a RD$116,666, en tanto que solo debe pagarle al Banco X RD$20,000 mensuales, menos de una quinta parte de lo que recibe.
Suponga que una parte de las personas a las que Juan les prestó dinero no está pagando las cuotas correspondientes. En ese caso vamos a asumir que Juan “pierde” el 40% del dinero que ha colocado en préstamos entre sus amigos.
Al descontar ese 40%, el ingreso que recibe Juan es de RD$69,999 mensuales, es decir, una ganancia neta de RD$49,999 cuando se descuenta los RD$20,000 que paga al Banco X para saldar el préstamo. Eso, distinguidos lectores, equivale a una rentabilidad de un 250%, asumiendo una “pérdida” de 40% por morosidad.
Con la ventaja de que está recibiendo ese ingreso durante un año, mientras que para pagarle al banco tiene un plazo de tres años. Cuando usted multiplica esas operaciones por tres, entonces la ganancia neta se duplica o triplica, pues en los años siguientes puede seguir prestando y acumulando ganancia sobre ganancia.
El ejemplo anterior muestra a una persona que, de seguir como va, pronto renunciará a su empleo formal y se dedicará a la labor de prestamista, pues la rentabilidad es mucho mayor y el esfuerzo es menor, además de que, en la medida en que gane experiencia, ese margen de 40% de pérdida por morosidad se irá reduciendo y sus ganancias irían creciendo.
Pero, ¿leyó usted bien? ¿Se dio cuenta de que Juan se ha hecho de esa fuente de ingresos sin invertir un solo “chele” de su bolsillo? Sí. Así es. Él usó el capital que le aportó el Banco X en forma de préstamo, no de su dinero, y los ingresos recibidos como rentabilidad por la agiotista tasa de 180% anual que cobra a sus clientes, le permite pagar con holgura el 25% de interés que le carga la entidad financiera que le dio el financiamiento.
Como Juan, hay muchas personas, con aire de riesgo, espíritu emprendedor, ambiciones y pocos escrúpulos, que están ganando dinero fácil y sin incurrir en lo ilícito, mediante la concesión de préstamos informales, libres de impuestos, obteniendo dinero de la formalidad financiera para multiplicarlo y beneficiarse en la informalidad.