[dropcap]L[/dropcap]a Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE) presentó un análisis al proyecto de Presupuesto General del Estado 2016, un año que trae consigo el ingrediente electoral. Y lo hizo con suficiente responsabilidad y acorde a lo que exige el sector privado: transparencia y control estricto.
Un presupuesto de RD$663.5 mil millones, sin importar del ángulo desde donde se mire, significa una gran carga de responsabilidad en términos fiscales. Son US$14.7 mil millones que deberán ser bien administrados. El sector privado ha abierto bien los ojos y todo indica que dará vigilancia constante a lo que suceda en cuanto a la calidad del gasto público, que es sin duda uno de los grandes retos del país.
Entre las observaciones que hace la ANJE hay una que ocupa un espacio muy importante. A la organización le preocupa que el gasto continúe creciendo más rápido que el producto interno bruto (PIB), pues los cálculos establecen que serían de un 7% adicional con relación a 2015, mientras que para el 2016 se contempla un crecimiento del PIB de 5%, con una presión fiscal que continua en 15.1%.
Con un enfoque sustentado en la racionalidad, la organización plantea que partiendo del panorama económico, resulta insostenible a largo plazo, pues no solo conlleva a más déficits, sino también necesidades de financiamiento.
Si bien la ANJE reconoce los mecanismos adoptados por Hacienda para fortalecer la transparencia, le llama la atención que el gasto de capital se reduzca en un 1.4%, como una práctica que representa una continuación de una estructura de gastos de bajo impacto económico.
Los jóvenes empresarios, que consideran necesario enfocarse hacia un mayor retorno económico y social, entienden urgente aplicar una política de reducción de gastos cónsona con la meta de consolidación fiscal anunciada por las autoridades.
Por el lado de los ingresos, la ANJE cuestiona la forma en que el Gobierno logrará el aumento de los ingresos proyectados para 2016, equivalentes a RD$490,298.3 millones, pues a su entender están sobrestimados, sobre todo si se toma en cuenta que para 2015 no se cumplió con esta meta.
Y va más lejos. Destaca que las múltiples medidas parciales de ajuste tributario aplicadas desde 2004 no han sido efectivas en incrementar la presión fiscal, sino más bien en incrementar la economía informal. El endeudamiento, con la velocidad que lleva, preocupa profundamente a los empresarios.
Lo más inteligente de parte de las autoridades, entendiendo su interés y buena fe, es que harán caso a estas recomendaciones. La disciplina fiscal debe estar por encima de cualquier otra medida del Estado, especialmente ahora que República Dominicana tiene muchos espejos para mirarse.
La inversión pública, si realmente queremos un desarrollo sostenible e inclusivo, debe ser bien dirigida hacia los sectores que generan riquezas y oportunidades. La economía global también está en medio de un coyuntura especial y debe ser aprovechada al máximo por el país.
Hay que evitar que se haga tarde para ablandar habichuelas.