[dropcap]L[/dropcap]a partida de don Radhamés Gómez Pepín, padre y maestro de varias generaciones de periodistas, deja un sabor de agradecimiento eterno a su legado de vida.
El periodismo dominicano despide a uno de los más grandes exponentes y defensores de la libertad de expresión. Ejerció con decoro y demostró que se puede ser un ciudadano ejemplar desde cualquier responsabilidad que nos indiquen las circunstancias.
Partió a la eternidad ejerciendo lo que más le apasionaba: ser periodista. Generaciones pasadas, presentes y futuras habrán de recordar a Gómez Pepín con un hombre transparente, valiente y amigo. Su estatura de director no la ejercía para imponerse a los criterios de los demás, pero sí para dejarse sentir con el suyo.
Desde aquí enviamos un abrazo de respeto a la memoria de uno de los periodistas más nobles que ha conocido la historia dominicana. Su función con director del periódico El Nacional le ejerció con altura y así debemos recordarlo. Hasta siempre maestro.