[dropcap]E[/dropcap]l Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), desde 1963, ha estado presente en todos los acontecimientos importantes o de transcendencia económica en República Dominicana. Es una sombrilla institucional que ofrece cobija al sector privado que aporta al desarrollo del país.
Su legitimidad no viene dada sólo por la trayectoria de aportes a la economía, a través de las empresas lideradas por sus miembros, sino a través de la responsabilidad con que ha participado en cada una de las etapas que han caracterizado a la sociedad dominicana durante los últimos 50 años.
El trayecto ha sido largo y fructífero desde que Marino Auffant, su primer presidente, creyó en que era posible establecer un canal de comunicación permanente entre el Estado y el sector privado. Los resultados indican que ha valido la pena.
Los retos han sido muchos. Sus actuales y activos miembros, respetuosos del legado de quienes sembraron las primeras semillas y fijaron los cimientos de esta institución o gremio empresarial, han demostrado que están conscientes de la gran responsabilidad que tienen por delante.
Rafael Blanco Canto, su presidente, ha fijado la ruta de lograr que el desarrollo económico sea inclusivo. Lo ha dejado bien claro desde que tomó posesión a principios de este año. Y qué bueno que sea así. República Dominicana necesita de líderes que entiendan la necesidad de esparcir las bondades de nuestra economía.
Un país con menos desigualdad es beneficioso para todos; para los que son empresarios y para los que no lo son. La responsabilidad del liderazgo empresarial de hoy día queda evidenciada, además, en el hecho de que se pone al frente de importantes iniciativas de Estado, como las discusiones de pactos tan vitales como el de la educación y electricidad o cuando se trata de reformas estructurales en términos económicos y sociales.
La activa participación del Conep es una muestra de cómo se debe predicar con el ejemplo, pues no sólo se trata de criticar lo malo y ponerlo en la palestra. El ciudadano empoderado no sólo identifica el problema, también plantea soluciones.
El gremio empresarial, el principal del país, ha identificado las debilidades que en términos competitivos afectan al país, pero también ha dejado sobre la mesa de las autoridades propuestas de soluciones. Y no hay que hacer un recuento para saber qué debe hacerse.
Elena Viyella, Celso Marranzini, Marino Ginebra, Lisandro Macarrulla y Manuel Diez, expresidentes del Conep, fueron explícitos en un panel realizado en la UNPHU: el desarrollo económico inclusivo está en la agenda de los empresarios y debe ser una prioridad de las autoridades. Coinciden en que hay temas vitales que están pendientes en el país y que ahora es el momento echar a andar la voluntad política.
Los empresarios, que participaron en el panel “El Rol del Empresario en el Futuro de la República Dominicana”, atendieron una invitación del Grupo Estratégico Empresarial (GEE). Asumieron la meta de continuar sus esfuerzos para que el país transite un camino más equitativo. Apostemos a que será así. Los que gobiernan deben poner atención y sumarse al compromiso.