[dropcap]L[/dropcap]a Comisión Económica para América Latina (CEPAL) acaba de publicar un estudio en donde se analizan los flujos de recursos hacia América Latina y el Caribe (ALyC) en forma de Inversión Extranjera Directa (IED).
Según este estudio, la región sufrió una disminución de un 21%, en promedio, durante la primera mitad de este 2015 con relación a igual período del año anterior, siendo Guatemala (-26%), Uruguay (-25%), Colombia (-22%) y República Dominicana (-21%), en donde más se reflejó este fenómeno.
Diferentes factores se han conjugado para que la Inversión Extranjera Directa presente esta tendencia a la baja, según los investigadores de la CEPAL.
El primero de ellos es la reducción que se verifica de la inversión en minería e hidrocarburos, lo cual parece estar en correspondencia con la disminución en los últimos años de los precios internacionales del oro, de otros productos mineros y de los derivados del petróleo.
Un segundo factor que también ha incidido para que empresas internacionales se abstengan de enviar sus capitales a ALyC, es el lento crecimiento económico de países como Brasil y de otros que habían mostrado niveles de expansión que coincidan con importantes flujos de recursos como Inversión Extranjera Directa.
Un dato curioso que arroja el estudio, es que el flujo de inversión extranjera directa que sale de América Latina hacia otros países también disminuyó, mostrando una caída cercana al -7.0%.
Frente a estos resultados, la pregunta es ¿cómo afectará esto a Latinoamérica y, en particular, a República Dominicana? La repuesta a esta pregunta es necesario buscarla en el concepto que subyace detrás de la IED y en el rol que esta ha venido jugando en la expansión económica de países que de manera sostenible han sido son receptores de este tipo de inversión.
Desde el punto de vista conceptual, la IED es la inversión de sociedades transnacionales o empresas multinacionales en países extranjeros para controlar activos y administrar actividades de producción en dichos países (Mallampally y Sauvant, 1999).
En términos del rol que juega la Inversión Extranjera Directa, se puede observar que, en el caso dominicano, ésta se coloca como una fuente de ingreso primario que suple, en cierta medida, la falta de ahorro de la economía para invertir en sectores productivos y ramas de actividad que demandan altas inversiones; ejemplo de esto son los casos de la minería y las telecomunicaciones. Un dato un importante es que en el período 2010-2014, la IED en RD creció un 13.8% como promedio anual, creciendo más en algunos años y disminuyendo en otros.
Lo importante, en todo caso, es mantener condiciones de estabilidad económica para que la República Dominicana vuelva a ser atractiva para la IED pues, según la OCDE este tipo de inversión tiene máximos beneficios con un costo mínimo para las naciones.