[dropcap]“[/dropcap]El cliente quiere el logo más grande en el anuncio”. Lo más común es escuchar a un cliente decir esto. La ansiedad que le crea a un cliente analizar una pieza publicitaria para entender que tendrá o no el efecto deseado.
Naturalmente que estamos vendiendo ese producto, y que lo vistoso y fácil de identificar que pueda ser el logo, juega un papel importante, porque debemos entender que hablamos con personas, que no les gusta lo muy complicado en su tren de vida normal, que salen de sus casas con una planificación hecha, con una idea muy clara de sus necesidades y conflictos en ese día y una agenda en particular.
Si analizamos desde el punto de vista de la dirección de artes en una pieza gráfica, pues entenderemos que todo juega un papel en consonancia con el guía de branding de esa marca o con el target objetivo. En innumerables ocasiones se estropea la dirección de arte cuando se agranda de manera desproporcionada el logo.
Y necesito de nuevo hacer el ejercicio que a través de estos escritos he estado repitiendo: analizar que le hablamos a un ser humano. Que cuando el individuo está interesado en algo, ya sea porque entiende está cerca de resolver un problema o porque simplemente fue atrapado por el efecto creativo de una pieza publicitaria, este individuo se toma su tiempo para entender códigos, frases, pensarlas y compararlas con su realidad en ese momento y, en fin, ir por una decisión, consumo o no.
Pero es difícil conseguir que el cliente entienda los códigos de diseño utilizados, muchas veces, como una explicación o justificación acerca del tamaño de colocación.
Durante años en el trabajo publicitario escuché miles de cosas. Incluso, había clientes que proponían encabezar el anuncio con su logo para que no perdieran ninguna oportunidad de vender su producto.
Si bien es cierto la acción de utilizar el logo como branding, dentro del marco de la comunicación comercial, es interesante y tiene su razón de ser y casi siempre obedece a estrategias, no hablamos de lo mismo cuando el logo es parte de la pieza publicitaria.
Todo debe ir en consonancia, estéticamente y cuidando los lineamientos de dicha marca.
Es ahí que debemos hacer entender que no es el logo, sino que todo lo que estamos comunicando debe causar interés, debe llamar a la atención, y simplemente debe comunicar de manera efectiva lo que se quiere comunicar, bien sea un producto, un servicio o un bien general.
Los mitos en los diferentes escenarios de la vida no sólo confunden, igualmente causan diversas pérdidas que apuntan en distintas direcciones.
Aclararlos y analizarlos siempre es sano y productivo, y más que nada sirven de ejercicio para reconquistar temas y profundizar aún más en los mismos, lo cual se traduce en un mejor conocimiento de las plataformas estratégicas de comunicación comercial. Practicarlo en los equipos de mercadeo o publicidad no sólo se hace divertido, sino también edificante.
Es tiempo de entender que andamos en el 2015, y que la vida y las horas del día nos pasan por encima, y que el hombre supera al hombre a cada segundo, y que los tiempos ya no son más los mismos.