[dropcap]L[/dropcap]as características sociales, urbanas, ambientales, urbanísticas y de impacto económico del proyecto inmobiliario SanSouci, además del valor que aportará a la zona, establecen con claridad meridiana que se trata una apuesta por el futuro de la ciudad de Santo Domingo y el bienestar de sus habitantes.
SanSouci es una propuesta de valor única en República Dominicana. Si de algo nos quejamos los habitantes de esta tierra caribeña es del desorden e irrespeto que hay en nuestras ciudades, principalmente en la capital.
Este proyecto inmobiliario, pensado desde cero, busca demostrar que sí es posible organizar a Santo Domingo y que sus habitantes merecen vivir en un entorno seguro, limpio, respetuoso del medio ambiente y digno.
SanSouci es, sin duda, la apuesta de infraestructura urbana más ambiciosa del país y de la región del Caribe, lo cual dará a República Dominicana un lugar predominante en el continente.
La compañía Inversiones Turísticas SanSouci, la desarrolladora del proyecto, no sólo está segura de que habrá oportunidades de negocios infinitas, sino que su impacto va más allá.
La inversión de más de US$1,000 millones, adopción de una nueva forma de vivir en comunidad, creación de más de 7,500 empleos directos y darle un rostro de modernidad a la margen oriental de la ciudad, es una muestra del impacto a corto, mediano y largo plazo del proyecto.
Otra de las ventajas de SanSouci lo constituye el impacto al medioambiente. La limpieza del río Ozama es una tarea que se ha iniciado y no se detendrá hasta lograr la meta de hacerlo navegable y sin contaminación, donde pueda aprovecharse todo el potencial turístico que posee.
Es justo reconocer el papel que juega la Coalición RIO y la Fundación Tropigas en estas labores de elevar la conciencia sobre la proyección de esta fuente acuífera de Santo Domingo.
Y si de seguir enumerando ventajas se trata, hay que traer a colación la integración que hará el proyecto con la transformación urbana que se ha iniciado en la margen occidental del Ozama con el proyecto La Barquita, así como todo lo que está en planes.
Esto, y deberá ser así, traerá una cambio en la fisonomía de ambas riberas, al tiempo que sacará a miles de dominicanos de la pobreza, mejorando inmediatamente el entorno donde viven.
Los dominicanos no sólo quieren vivir en una ciudad amigable, segura, vanguardista, limpia y ordena, también se lo merecen. Como ciudad, Santo Domingo no es vista como un destino turístico, a pesar de sus inconmensurables riquezas históricas, culturales y por la calidad de su gente, sino como una urbe de paso.
Debemos apostar a que los turistas sientan la necesidad de quedarse, caminar por sus calles, conocer la cultura y la historia e interactuar con la gente. Sin embargo, para que esto sea realidad es necesario que proyectos como SanSouci y otros similares puedan materializarse.
Aplaudimos iniciativas positivas como éstas, pues traen el desarrollo que merece República Dominicana.