[dropcap]E[/dropcap]stoy seguro de que al leer este artículo muchas personas no van a estar de acuerdo con mis argumentos y de seguro pensarán que estoy equivocado en este planteamiento.
Me refiero a la denominación “nini” que se ha puesto de moda para identificar a los jóvenes en República Dominicana que “ni estudian” “ni trabajan”.
Tal vez no debería llamarlo mito, porque al hacer un levantamiento estadístico serio se puede llegar a la conclusión de que, ciertamente, existe una proporción importante de la juventud dominicana que vive en esa situación.
Sin embargo, lo llamo mito, porque no se puede ver esto como algo generalizado, toda vez que en el país hay miles de jóvenes que aprovechan las limitadas, pero efectivas oportunidades que ofrece el Estado a los que realmente desean estudiar y posteriormente conseguir empleo.
Lo que ocurre es que en el proceso de estudios y de búsqueda y permanencia de un empleo se requiere del apoyo, incentivo y -¿por qué no?- imposición de los padres para que sus hijos no dejen los procesos a medias o simplemente evitar que no pongan en ejecución.
Está, por ejemplo, el programa gratuito de Inglés por Inmersión que promueve el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MECyT). Esa iniciativa no discrimina, no mira color de partido, no mira estatus social, ni tampoco origen de los solicitantes.
Basta con que sean estudiantes universitarios activos y que hagan la solicitud correspondiente. Claro, hay que tomar en cuenta que dada la alta demanda, los solicitantes deben competir por la vía del internet entrando desde la madrugada del día en que se inicia la recepción de solicitudes.
Una vez se logra la beca hay que cumplir con disciplina la asistencia a clases, el índice mínimo en las notas y mantenerse en la universidad.
Muchos jóvenes no aprovechan esa brillante oportunidad, sencillamente por haraganería, por poco interés en alcanzar lo que se logra con esfuerzo, no con cara bonita ni influencia.
Otra facilidad es la de las becas para estudiar fuera del país. Se escucha en ocasiones a líderes de opinión y dirigentes políticos argumentar que muchos de los jóvenes que vienen con maestrías luego de una beca internacional concedida por el MECyT, también gratuita, no consiguen empleos dignos en el país, porque les ofrecen muy bajos salarios o les exigen experiencia laboral previa.
Todo el que ha estado vinculado con empresas sabe que el requisito de “experiencia laboral previa” es prácticamente simbólico, pues en la práctica no es una condición indispensable para el empleo. El bajo nivel de salario sí es una realidad lamentable en el país.
Sin embargo, los jóvenes profesionales y sus padres deben estar conscientes de que en un país con un mercado laboral limitado, lo importante es entrar al puesto de trabajo, tomar la oferta anque el sueldo no llene sus expectativas. Una vez dentro se adquiere la experiencia y la posibilidad de conseguir un empleo mejor posteriormente o un ascenso en la misma empresa.
Hay casos de padres que de manera equivocada les dicen a sus hijos que no tomen determinado empleo porque el sueldo es bajo o porque el horario es difícil. Ese es un error. Lo que deben hacer es incentivarlos diciéndoles que tomen el empleo, que se sacrifiquen en principio y que posteriormente conseguirán algo mejor.
Tomen en cuenta lo siguiente: es más fácil conseguir empleo cuando se tiene un empleo que cuando se está desempleado.
A nadie lo llaman a su casa para ofrecerle trabajo. Hay que ir a buscarlo, llenar solicitudes, enviarlas a todos los sitios posibles, mantener disponible su número de celular -los jóvenes tienen la mala costumbre de cambiar el número constantemente, lo cual es un error cuando se busca empleo, acudir a las citas vestido adecuadamente, mostrarse dispuesto a hacer el trabajo sin mucha exigencia.
Es así que se consigue empleo, no es dándoselas de más bueno de la cuenta atento a que se tiene una maestría internacional. El fruto de esa maestría vendrá después, cuando se tome un par de años con un empleo de baja remuneración.
Cuando se es joven es cuando se tienen las energías suficientes para estudiar y trabajar sin descanso. Esa es la forma de dejar de ser “ni ni” en una sociedad como la nuestra, que ofrece oportunidades limitadas, tal vez muy limitadas, pero las ofrece…