Para poder realizar un análisis más objetivo sobre el comportamiento actual de la inflación es importante resaltar que el mercado bursátil no es lo mismo que la economía real.
La economía tradicional es aquella basada en la producción, distribución y/o comercialización de bienes y servicios.
Por otro lado, la economía financiera se centra en los mercados financieros, es decir, las transferencias de dinero de empresas o familias ahorradoras hacia otras personas físicas y jurídicas demandantes de capitales. Dicho esto, el tema candente de la inflación se puede explicar desde un punto de vista especulativo y también real.
Sin dudas que la pandemia está jugando un rol preponderante tanto en la subida de precios de los commodities como en las expectativas de los mercados sobre un sobrecalentamiento de la economía.
Pese al flagrante incremento de los balances de los bancos centrales, junto a las políticas fiscales expansivas, las economías se encuentran aún bastante lejos de su PIB potencial, lo que implica que la inflación en estos momentos probablemente sea un tema transitorio hasta que haya mayor certidumbre sobre la recuperación de la actividad comercial.
En cuanto al mercado bursátil, las expectativas de los inversionistas sobre un mejoramiento generalizado de la crisis sanitaria está impulsando las rentabilidades de los principales bonos gubernamentales. Por consiguiente, los mercados intuyen que las autoridades monetarias podrían comenzar a implementar políticas restrictivas más rápido de lo previsto.
Los precios de los commodities han subido por la interrupción en las cadenas de suministro globales y la debilidad del dólar está afectando al bolsillo del consumidor final, entre otros.
En el contexto actual, una subida controlada de la inflación realmente es una señal positiva para la economía.