[dropcap]E[/dropcap]stá a la vista de todos: empresarios, autoridades, transportistas, transeúntes, funcionarios públicos, incluidos el alcalde y hasta por los sacerdotes y demás líderes religiosos.
Se trata del burdel que todas las noches opera “anchamente” en la entrada del municipio Los Alcarrizos.
Lo peor y más doloroso es la cantidad de niñas, la mayoría menores de 16 años, que ejercen la prostitución de forma pública, sin el mínimo pudor y como dándoles una “galleta sin manos” a esta sociedad que no ha sabido enfrentar este mal.
Las “emprendedoras”, que utilizando su cuerpo como maquinaria de producción se colocan estratégicamente en espacios geográficamente distribuidos, acosan hasta al más tranquilo de los ciudadanos que allí llegan o pasan por alguna necesidad.
Pero lo que duele, además del drama social que representa este espectáculo, es que las autoridades municipales, de Salud Pública y de la Procuraduría, no hacen nada, cerrando los ojos de la razón y la justicia cuando pasan por allí.